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—Gané— exclamé bofeando con media sonrisa en mi rostro. Mis brazos estaban uno a cada lado de su cabeza sosteniendome y mis piernas hacían lo mismo con su cadera. Interesante posición pensé sintiéndome victoriosa ante la situación.

Adam sonrió mostrando su perfecta dentadura y sus ojos azules como el mar brillaron de emoción al ver que lo había derribado. Su pecho subía y bajaba intentando llenar sus pulmones de oxígeno, sus mejillas estaban rojas por el calor y una fina capa de sudor cubría su frente y pecho. Internamente sonreí ante aquella faceta de el que desde hace poco veía seguido.

—Te deje ganar preciosa— me respondió burlón extendiendo su cuerpo por completo en la arena cansado. Uno de sus brazos cayó en la arena pero el otro envolvió mi cintura y me acercó más a él mostrándose bastante cómodo de tenerme en aquella posición.

Al sentir nuestros cuerpos unidos me estremecí y una onda de calor me recorrió todo mi cuerpo. Avergonzada   sentí mis mejillas arder y en un movimiento ágil me enderece y me senté en el espacio de arena que había entre sus piernas.

Ambos reímos disfrutando este momento.

Definitivamente en las últimas semanas había estado aprendiendo mucho con el, estar juntos y solos nos había acercado de una forma que nunca antes habíamos estado. Nuestra relación creció y se fortaleció, no podíamos estar mejor que ahora. 

Pese a que nosotros estábamos viviendo un cuento de hadas, no todos la estaban pasando del todo bien. Will y Elizabeth habían tomado caminos separados: Will había ido en busca de los mapas que nos guiarían al paradero de Jack y Elizabeth acompaño a Barbosa junto a la tripulación en busca de Sao Feng, uno de los 9 señores piratas.

Ambos aún no estaban en buenos términos. Y siendo sincera no culpaba a Will, lo que Elizabeth había hecho definitivamente marcaría su relación.

Por otra parte nosotros nos encargamos de buscar las provisiones necesarias para el viaje y habíamos ido en busca de unas especias para la tía Dalma aquella tarea fue extraña pero no pude decirle no. Cerca de Tailandia en una pequeña isla abandonada habíamos anclado en espera de la señal de Barbosa para incorporarnos a ellos y eso aún no ocurria.

Hacia poco más de tres meses que Jack se había ido y que comenzamos la misión de tráerlo de vuelta, aún no teníamos ni idea de que sería de el. ¿Estaría vivo? ¿Muerto? ¿Agonizando? Nadie tenía ni idea y esa incertidumbre era una tortura todos los días. Tragué en seco y mi corazón se estrujó al pensar en el.

Sacudí mi cabeza intentando volver a la realidad y así nuevamente fui consiente de que me encontraba mirando a Adam como una tonta perdida en mis pensamientos, rei apenada.

Habíamos estado practicando unos cuantos movimientos con la espada como todos los días, cuando ambos nos desarmamos comenzamos a pelear cuerpo a cuerpo, en un movimiento que no supe como logré termine haciendo una llave que lo dejo en el suelo.

—¿quien te enseñó eso?— pregunto soltando una carcajada rompiendo el silencio.

Sonreí y lo besé ignorando su pregunta.

Adam me devolvió el beso y profundizandolo me acarició la cintura, de un movimiento ágil logro que mis piernas se colocarán una a cada lado de su abdomen, aquel movimiento me tomo desprevenida y termine aferrándome a sus hombros. Reí nerviosa rompiendo el beso sintiendo mi corazón latir desenfrenado de gozo por su cercanía.

Lo tome de las mejillas y juguetonamente las estruje. Logrando que el riera.

— no lo se— dije incorporandome y tendiendo una mano para ayudarlo — quiero estar lista cuando sea momento de enfrentar al holandés y a Beckett, no quiero fallarle a Will y a Jack.

Adam me acerco a el por la cintura una vez que estuvo de pie y me besó la mejilla haciéndome sonreír.

— ayudaremos al papá de Will pequeña ten fe—  dijo colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja. Sonreí ante sus palabras.— Jack estaría orgulloso de la pequeña pirata que eres ahora.

Suspiré y sonreí triste. Oh Jack como te extraño.

— ¿cuando tengamos el corazón de Davy Jones que haremos?— dije quitándome las botas y el pantalón para quedar libre y sentir las olas en mis pies.

Adam imitó mi acción y seguido miro el atardecer.

— el holandés siempre tiene que tener un capitán— repitió las palabras que Will nos mencionó cuando nos platico su experiencia en el holandés errante. Me estremecí ante lo dicho—si el muere alguien debe tomar su lugar.

La mención de la próxima muerte de Davy Jones me hizo sentir extraña, ese hombre aún me debía muchas respuestas pensé tomando la caja de música que aún colgaba en mi cuello. Adam notó mi acción.

—Habla con tía dalma— dijo serio tomando un poco de agua de la botella que teníamos a lado de nuestras cosas y apuntaba al collar. Lo miré desganada— llevas semanas soñando con ese collar y Davy Jones creo que es momento que ella te diga lo que sabe.

Mire el collar, sonreí al abrirlo y escuché la dulce melodía nuevamente. Aquella canción me relajaba y me hacía pensar, bastante en lo que tía dalma hace poco me había dicho.

—¿ por que tendría que alejarne de ese hombre?— pregunté tomando la botella y dando un sorbo, trague sintiendo como mi garganta se refrescaba— que tiene que ver conmigo ese hombre.

Adam me miró confundido y supe que en su mente cruzaban miles de pensamientos.

—sinceramente no lo sé amor.

Gruñi frustrada.

— Siento.... Que tía dalma tiene todas las respuestas que necesitas y eso no se si sea bueno o malo.— dijo tirando de mi mano y dirigiendome al agua.

—¿ Que tan malo puede ser lo que podría decirme?— dije siguiéndolo y mirando el agua una vez que las olas comenzaron a mojarnos los pies.

Ambos nos quedamos callados.

—muy malo tal vez— susurro serio, sentí que apretó mi mano y me acerco más a el con la otra.

Aquella respuesta me inquieto.

Sabia que algo malo se traían entre manos Davy Jones y tía dalma pero estaba decidida a descubrir que era.

...
Hola mis amores ¿Cómo están? Espero y bien.
¿que opinan del capítulo?
Voten y comenten.
Pronto actualizo y prepárense que les traeré un maratón.
XOXO

Piratas del Caribe: La Maldicion del Perla NegraWhere stories live. Discover now