18.

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Tenía la mirada de varios soldados encima desde que me habían subido al barco de papa. Estaba cerca de estribor esperando a que subieran a mi hermana, pero me sentía incómoda, las miradas morbosas de los soldados me hacían estremecer y temblar y tratando de cubrirme las piernas nerviosa comencé a bajarme el camisón lo más que podía.

Maldije al haber olvidado por un momento lo que traía puesto.

Adam estaba a mi lado abrazándome por los hombros tenso y a la defensiva, de vez en cuando lo escuchaba gruñir y para evitarlo más envolví a Adam de su cintura tratando de calmarlo, el me abrazó más fuerte y me besó la frente.

-¿Estas bien?- me preguntó.

Asentí sin decir nada con la cabeza enterrada en su pecho.

-Davina- escuché una voz que conocía a la perfección gritar mi nombre, me solté de Adam y miré detrás de mí, logré ver a mi padre caminar a paso apresurado hacia mí con un brillo en sus ojos.

-Papa- lo llame y fue cuando corrí a el, los brazos de mi padre me envolvieron y sentí que suspiro-te extrañé mucho.

-Mi pequeña- dijo alejándose y tomándome de las mejillas para que lo viera- ¿Cómo se te ocurrió hacer algo tan peligroso?

Hice una mueca al ver lo preocupado que en verdad estaba.

-Lo siento- susurré bajando la mirada apenada.

Mi padre me miró un poco molesto pero no aflojaba su agarre de mi.

-No vuelvas a hacer algo así mi pequeña- dijo acomodando un mechón de cabello tras mi oreja y yo solo sonrei. Papá me tomó de los hombros y comenzó a inspeccionarme como buscando alguna herida yo solo lo miré atenta, pero cuando vio mis piernas desnudas ví como perdió todo el color-¡Santo cielo!

Reí al ver su rostro de pánico.

-Necesito algo para cubrir a mis hijas- lo escuché gritar tan imponente que me sorprendió- Ahora mismo.

Miré a Adam que estaba a lado de mi y ví como trataba de no reír, le sonreí.

-Ven davina- escuché la voz del comodoro llamarme. Miré como aquel hombre tenía una gran sábana en sus manos y me esperaba con los brazos abiertos seguro para en volverme en ella.

El comportamiento del comodoro Norrington me confundió un poco pero no pude rechistar puesto que mi padre me aventó a el, literalmente, y terminé cayendo en sus brazos.

-Ya está- dijo el en un tono dulce envolviendome y acercándome más a su pecho. Me tense de repente al tenerlo tan cerca de mi.

-G-gracias comodoro- susurré nerviosa alejándome de el un poco pero el me tomó de la cintura y me mantuvo aún cerca de el.

Baje la mirada a su mano y después la subí a sus ojos. Tragué en seco al no saber que hacer, sentía el suave pero fuerte agarre del comodoro y era conciente de las distintas miradas posadas en nosotros pero no me podía mover. ¿Qué le ocurría a este hombre?

-James- dijo de repente acariciando mi mejilla mirándome con ternura- llámame James Davina.

-J-james- dije repitiendo su pedido nerviosa y confundida aún. Cuando pronuncié su nombre el sonrió y su sonrisa me hizo entremecer, pero no de una buena manera.

-Debemos salvarlo, papá- escuché la voz de Lizzie y sin despegar la mirada del comodoro a pasos torpes me volví para ver a elizabeth que seguro ya le había contado todo a papá, está tenía una sábana como yo envolviendola y estaba siguiendo a papá.

Camine un poco más rápido hasta quedar a lado de ella.

-Por supuesto que no- exclamó papá en tono serio caminando hacia el timón- Volveremos a Port Royal de inmediato. No perseguiremos piratas.

Piratas del Caribe: La Maldicion del Perla NegraWhere stories live. Discover now