Prólogo

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Elizabeth cantaba una extraña canción sobre piratas mientras yo me perdía en la densa niebla que envolvía el barco. Ambas estábamos en la punta del barco perdidas cada quien en sus asuntos hasta que alguien de manera brusca volteó a mi hermana causando que yo me asustara.

—¡Silencio pequeña! Hay piratas por estas aguas no querrás que vengan a buscarnos— dijo extraño uno de los marineros mirándonos a ambas fijamente.

Elizabeth y yo asustadas no supimos que decir.

—Señor Gibbs dejela— exclamó la impotente voz del Teniente Norrington de forma tranquila.

Mire hacia donde había venido la voz y pude ver al hombre y a papá parados a la par mirándonos serios.

—¡su canto era de piratas! que no sabe que es de mala suerte cantar sobre ellos sobre todo en esta niebla de ultratumba— exclamó el que ahora sabía que era el Sr.Gibbs— tenga presentes mis palabras señor.

—las recordaré bien— dijo tranquilo el teniente— Retirese

Mire atenta a los movimientos de ambos pero no dije nada, por alguna extraña razón ya me sentía intimidada.

El Señor Gibbs asintió de mala gana y caminó alejándose de nosotras murmurando algo sobre que las mujeres traían mala suerte.

—yo creo que sería interesante conocer a un pirata— dijo muy segura Elizabeth mirando al Teniente.

Me sorprendí ante sus palabras y le pellizque la mano para que se callara, está solo me miró mal pero me ignoró y esperó a que alguien le contestara. 

El Teniente la miró curioso y le sonrió.

—yo no lo creo así señorita Swann— habló acercándose a nosotras— los piratas son criaturas viles y disolutas. Sin duda me encargaré de que cualquier hombre que use una bandera pirata o navegue con una le llegue su destino.

—¿y cuál sería su destino señor?— me atreví a preguntarle.

El teniente dejó de ver al horizonte y me miró unos segundos antes de responder.

—un nudo apretado y una caída rapida— dijo regalándome una sonrisa y nuevamente miró al horizonte.

No entendiendo sus palabras miré a Elizabeth buscando una respuesta pero ella estaba igual, ambas miramos  a papá pero este solo nos sonrió nervioso, lo que me sorprendió es que justo detrás de él el señor Gibbs hizo la representación de lo que el teniente Norrington se refería.

Mi hermana y yo nos asustamos un poco.

— Teniente Norrington— le habló rápido papá en cuanto vio nuestras caras de espanto— agradezco su fervor pero me inquieta un poco por el efecto que el tema pueda producir en mis hijas.

—Mis disculpas Gobernador— habló el teniente y con esa disculpa nos dejó a solas.

—Creo que el tema es fascinante— exclamó Elizabeth mirando ansiosa a papá.

—Si eso es lo que temo— le contestó y luego me miró— ¿estás bien Davina?

Asentí aún asustada pero logré sonreír. Papá me miró tiernamente, luego miró a Elizabeth para después marcharse.

Mi hermana y yo nos miramos unos segundos y después miramos nuevamente por la borda. Fue cuestión de segundos para que algo extraño en el agua llamara mi atencion.

—¿Que es eso?— le pregunté a Elizabeth.

—¿Una sombrilla?— me contestó confundida mirando el agua y siguiendo a la sombrilla que ahora ya estaba a un costado.

Yo me quedé parada en mi lugar y nuevamente voltee al frente y no pude evitar gritar a lo que vi.

—¡Papá!— grité aterrada— ¡hay un muchacho en el agua!

Elizabeth se quedó muda al ver lo mismo que yo, en cuestión de segundos el teniente Norrington comenzó a gritar órdenes a la tripulación. Varios marineros subieron al muchacho y todos en cuanto estuvo en el barco se acercaron a revisarlo, yo no podía apartar la mirada de lo que estaba pasando.

—¡Oh por dios davina… mira eso!— exclamó Elizabeth mirando nuevamente al frente del barco. El llamado de mi hermana me hizo apartar la mirada del muchacho y miré a donde ella miraba asustada.

Un barco como el nuestro estaba destruido y en llamas. Mire asustada al barco y sin pensarlo me acerque a papá buscando protección.

—¿Que pudo pasarles?— escuché que preguntaba papá mientras me abrazaba.

Nadie dijo nada mientras miraban el barco arder.

—todos lo están pensando pero yo seré el único que lo dirá. Piratas— dijo asombrado el señor Gibbs.

Inmediatamente el teniente movilizó a la tripulación y comenzó a gritar diversas órdenes al parecer el ambiente en el barco se habia puesto muy tenso.

—Davina mi pequeña— me habló papá alejándose de mí para ponerse a mi altura— Quiero que vayas con tu hermana y le hagan compañía al muchacho. Cuidenlo— me pidió.

Nerviosa asentí y caminé mirando a Elizabeth que estaba junto al muchacho un poco al fondo del barco, cuando llegué a su lado mi hermana le estaba quitando un collar al pobre chico.

— ¿que estás haciendo? ¡déjalo!— dije severa— eso no es tuyo.

Mi hermana me ignoró y miro fascinada el collar.

— es un pirata— susurro mirándome emocionada y sorprendida.

Ante la mención de esas palabras mi piel se erizó y mire al muchacho, luego al collar y por último a mi hermana varias veces.

Esto me daba mala espina.

—¿Ha dicho algo?— la voz del teniente nos hizo dar un brinco por el susto.

Elizabeth me tendió el collar y se puso delante de mí. Tener ese extraño medallón en mis manos me hacía sentir asqueada y nerviosa, no lo quería cerca de mi.

—se llama William Turner es lo único que hemos averiguado— contestó Elizabeth mirando al teniente un poco nerviosa.

—Llevenselo— ordenó el teniente y después unos marineros tomaron al chico y se lo llevaron.

Elizabeth me tomó de la mano y me llevo a un lugar apartado del barco.

—¿que será esto?— me preguntó mirándolo muy concentrada.

—yo que se, tiralo— le dije y traté de quitárselo pero ella fue más rápida y lo escondió en su vestido.

Empezamos a discutir por ese medallón pero en un momento en el que solo nos mirábamos fulminantes algo a lo lejos me llamó la atención.

—¿Que es eso?— dije mirando entre la niebla lo que parecía un barco, pero no era uno cualquiera este estaba en muy malas condiciones.

Elizabeth no me contestó pero miró al barco igual que yo, justo como apareció desapareció entre la niebla y ya no lo volvimos a ver.

Mi hermana y yo solo nos miramos confundidas.

Ese día ambas hicimos una promesa, Elizabeth podría quedarse el collar solo con la condición de que no le diriamos a nadie lo que habíamos visto.

...

Hola mis amores ¿que tal están?

bueno aqui les dejo mi nueva historia ojala y les guste.

ya saben como soy, termino una novela e inmediatamente empiezo otra jaja

voten y comenten si les gusto y prometo que luego actualizare.

las amo

xoxo

Piratas del Caribe: La Maldicion del Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora