Capítulo 23: Planeando.

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Ethan, Jeremy, Ryan y Brianna. ¿Qué es lo que no sabe Ámbar?









—¡William, no te cuesta nada recogerme en el puto aeropuerto! ¡Tacaño, tienes un maldito auto de alta gama!

—¡Papá! Estaba terminando de decorar afuera. Dejé el teléfono adentro.

—¡Cómo siempre tarde! ¡Si serás idiota!— me río cuando bajo las escaleras. Al lado mío está Ashley y vamos a la cocina donde están todos menos Liam.

—¿Ese es tu abu...

—¡Abuelo!— grito sorprendida pero a la vez feliz. El abuelo Kurt hace muchos años que no lo veo. Tres para decir. Vive en Ciudad de México. Por tanto tengo sangre de parte de papá, mexicana mezclada con escocés, la cual sería de mi abuela (que en paz descanse). Y de parte de mi mamá, sangre francesa (de mi abuelo) mezclada con inglés (de mi abuela), el cual también los dos fallecieron pero cuando tenía 5 años, en un accidente, según me contaron.

Estás parejas porque no se juntan con las de su mismo país. No, me complican hasta la sangre.

Por eso mi vos es rara.

Osea que el único abuelo que tengo es este que está en frente mío.

Lo que tengo con mi abuelo en común es que los dos tenemos la voz de un camionero en pinta.

—¡Mi niña!— grita de vuelta viniendo a mi.

—Iré con tu mamá— desaparece por atrás Ash.

—¡Tanto tiempo cariño!— me abraza y le correspondo.

—¿Cómo a ido tu viaje?

—Largo. Una mierda para resumir. Les pedía a las azafatas que me dieran un whisky y me daban una cosa que ni gusto tenía. No sé que cara me vieron— sonrío.

—No queria que aparezcas ebrio en mi cumpleaños.

—No lo iba a hacer. Al final me dormí las ocho horas de viaje en vez de diez. Hubo turbulencias que duraron como dos horas— rueda los ojos —pero cuentame ¿Cómo estás?

—Ahora que estás tú, mejor que nunca— me sonríe con calidez.

—Estás enorme. Y tienes muchos músculos. ¿Que haces?

—Boxeo. Gimnasia. Un poco de todo.

—¿Y cómo se llama este... chico de ojos color Doris?

—¿Azul?

—Es lo mismo. ¿Cómo se llama?

—Ethan— me río.

—Ese mismo.

—¡Ethan!— grito y viene en un segundo trotando. Está transpirado y sin camisa. Me quedo mirando sus oblicuos bajo una capa de sudor hasta que vuelvo a reaccionar con un carraspeo de mi abuelo. Ethan se ríe un poco y habla.

—¿Kurt?

—Agh, estos jóvenes desubicados. Señor Sevedo y señor Kurt estaría mejor.

El Miedo De Ámbar #1 Where stories live. Discover now