Capitulo trece: ¿Justicia?

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Perdón por la demora, de aquí estamos entrando a la parte más negra de la historia, no olviden apoyar al drama nuevo de xiao zhan, nuestro pequeño chico de chongquing nos necesita. ¡feliz año nuevo chino!

Las ropas ya no le quedaban; pertenecían a un hombre de por lo menos 10 kilos más pesado y toda una vida más joven

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Las ropas ya no le quedaban; pertenecían a un hombre de por lo menos 10 kilos más pesado y toda una vida más joven. Quince meses en Marion le habían despojado de muchas cosas, la menos importante de ellas su peso.

—Oye, Wang, hora de irse. —El guardia le indico que avanzara, riéndose por lo bajo por la manera en que los jeans le colgaban de las caderas, a un paso de formar un charco a sus pies.

Yibo mantuvo una mano cerca de su cintura solo en caso, la otra apretada una bolsa de compras llena de su botín de prisión -dos cartas de su madre, llenas de recriminación y de ¿―cómo pudiste hacernos esto, Yibo? un tubo medio lleno de pasta de dientes, y veintiún dólares, la suma total de su cuenta en prisión.

—Nos vemos, Wang, —le dijo el guardia mientras Yibo salía hacia la brillante libertad. Sus cortos paseos por el patio no lo habían preparado para el sol nuevamente, la manera en que quemaba círculos calientes en sus parpados cerrados y dejaba sellos resplandecientes estropeando su visión.

—Gracias, -murmuro. Súbitamente se sentía asustado, a pesar que escapar de ese lugar fue el único tema en su mente durante cada día que paso en el. No estaba seguro de adonde ir o que hacer; ni siquiera podía costearse un pasaje de bus de regreso a Texas.

No había sabido nada de Li desde el día que fue arrestado, vendido por un comprador atrapado con la cocaína que justo acababa de recibir.. Los federales lo habían acorralado, ofreciéndole tratos demasiado buenos para ser ciertos, o arrojándole amenazas como confetis. Pero no se entrego, rehusando dar un solo nombre. Su caso cayó en manos de una abogada pública con demasiado trabajo, cansada y cínica. Se lavo las manos de él cuando no acepto el trato.

—¡Yibo! —una voz lo llamó desde el otro lado de la calle, donde un hombre bajo y fornido usando gafas de sol, se encontraba apoyado contra un auto negro.

—¿Si? —preguntó, sin acercarse.

—Súbete. Te llevo.

—¿Quién eres?

—Solo súbete al coche. No vamos a hablar de eso aquí.

Yibo dudó, mirando hacia ambos lados de la calle. El hombre dio unos cuantos pasos en su dirección. —El Sr. Li me mandó, —le dijo por lo bajo. Yibo cruzó hasta el auto y se subió en el asiento trasero, deslizándose sobre el cuero suave con un suspiro de satisfacción—. ¿El Sr. Li está aquí? — preguntó, hablándole al grueso cuello del conductor.

—No. Esta en Dallas.

—¿Me vas a llevar hasta Texas?

—¿Cómo demonios planeabas llegar hasta allá?

Tonos Grises (ZhanYi- Yizhan)Where stories live. Discover now