Capitulo quince parte 1: Tú por mi

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—Entonces, ¿ahora qué pasa?

Zhan ignoró a Li, cambiando su peso cuando el impermeable empezó a lastimarle las rodillas, las manos ardiéndole de presionar tan fuerte contra la herida de Yibo.

—Supongo que estoy arrestado.

—Malditamente cierto—dijo Zhan, sin siquiera dirigirle una mirada.

—Y Yibo tendrá que testificar contra mí. —Li canturreó con su garganta, un sonido calculado para atraer su atención—. Se acabará nuestro trato... y siempre será un hombre perseguido. El que me metan en prisión no cambiara eso, lo sabes. Mi gente seguirá buscándolo.—

—¡Ni siquiera trates de usar esa mierda conmigo! —ladró Zhan—. No caeré en eso, imbécil.—

—No estoy tratando de hacer nada... Agente. —Li dejo que el silencio se asentara—. Tú eres un agente del FBI, ¿no? —preguntó, cuando Zhan no se apresuro a llenar el silencio, elevó su mirada hacia la del narcotraficante . Podía sentir el magnetismo del hombre, su control, vio cuán fácil pudo ser para él presionar a un par de  chicos solitarios de dieciocho años. —Sí, soy el agente del FBI—

Li asistió, viendo de Zhan hacia Yibo. —Se preocupa mucho por ti. Estaba dispuesto a morir por ti.—

Zhan regresó su mirada hacia Yibo, la sangre extendiéndose debajo de él en una sábana roja oscura. La pregunta sin hacer de Li colgaba pesada en el aire... ¿qué estas dispuesto a hacer por él, Zhan? ¿Qué tan lejos estas dispuesto a llegar?

—Es una pena, —continuó Li—. Todo su sufrimiento para nada. Está de vuelta al mismo lugar que días atrás.

—¡Cállate la maldita boca! —lloró Zhan, las palabras zumbando en sus oídos como mosquitos incansables—. ¡Cállate!

El sonido de la trabajosa respiración de Yibo llenaba la habitación. Zhan trató de enfocarse en la supervivencia de Yibo, pero su mente seguía viajando al mundo más allá de la cocina. Li pertenecía a la prisión. Merecía estar encerrado; era lo correcto, y un mes antes, no lo hubiera dudado. Todavía seguía siendo lo correcto por hacer, y toda la charla de Yibo sobre lo mucho que su familia amaba a Li , no negaba el trecho del tendal de muertes que había dejado mientras avanzaba en la vida. La prisión estaba diseñada para hombres como Li, y su encarcelamiento sería justicia. Una justicia en la que Zhan podía contar, creer, una que prácticamente podía probar.

Este momento era para él que había pasado tres años trabajando: tres años de noches sin dormir, cancelando citas con Xuan Yi, memorizando los hechos de la vida de Li y luego también la de Yibo. Vivía para ver este día, Li en custodia con un testigo sólido y creíble en contra de él. Y ahora tenían más que los cargos de drogas; intento de asesinato también estaba en la mesa. Lo encarcelarían por siempre, sin duda. Li tenía una deuda con el mundo que debía pagar.

¿Pero cuanto más podía aguantar Yibo? ¿Cuando más podían esperar de él? ¿No le debían algo también?

Zhan sentía la respuesta en su estómago, una trampa filosa e insistente que lo tenía regresando una y otra vez a ella sin importar que tan fuerte tratara de alejar su mente de la idea. Podía dejar que WenHan se fuera, dejarlo desaparecer en su mundo de oscuridad de nuevo. Pero si eso pasaba, ¿qué del hombre que tomaría el lugar de Yibo en la vida de Li? Porque siempre habría otro Yibo y otro Seungyeon, otro Yixuan y otra Emily. Si Li escapara, ¿cuántas vidas más se arruinarían por ello, cuantos cuerpos más serían abandonados en sucios suelos?

¿Pero cómo medía Zhan la vida de Yibo contra la vida de extraños? ¿Cómo podían, hombres que nunca había conocido compararse con el único hombre que significaba todo para él?

Tonos Grises (ZhanYi- Yizhan)Where stories live. Discover now