Capitulo diecisiete parte 2: te extraño

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El puño derecho de Zhan conectó con un sonido sordo, el impacto viajando desde su brazo para explotar en su hombro. Ignoró el dolor y volvió a asestar otro golpe, mucho más fuerte esta vez, gruñendo cuando su puño conectó.

—Mierda, Zhan ¿Estás ejercitándote o tratando de asesinar a la bolsa?—

Zhan se limpió el sudor con el brazo. —Me he alejado demasiado de este lugar, —le dijo a Ben, el encargado del gimnasio en donde entrenaba regularmente antes de conocer a Yibo. Ben había tenido ese lugar por años, y por lo que Zhan podía ver, él nunca había invertido ni un centavo en ese basurero más que poner dos rings de boxeo, una docena de bolsas de arena, y un par de derruidas caminadoras que nadie nunca usaba. Si uno quería un masaje o un té de hierbas, tenías que ir a otro lugar—. Tengo que volverme a acostumbrar.

—Me parece bien. Pero no te rompas la muñeca mientras lo logras.

Zhan le dio a Ben una especie de mueca que era su sonrisa esos últimos días y volvió a golpear la bolsa. Quería saber qué era a lo que tenía que volver a acostumbrarse, ¿a su vida, a esconderse del mundo, a su culpa?

Tenía muchas esperanzas para sí mismo esa noche con Xuan Yi, como si un momento de coraje pudiera compensar una vida de engaños. Y que puto chiste había resultado; desde esa noche no había vuelto a avanzar, había dejado su desastre sucio y sin tocar mientras la vida seguía, mientras Yibo seguía con su vida sin él. Ese sólo pensamiento merecía una docena de duros golpes contra el saco de arena, el sudor escurriéndole por el pelo, los dientes crujiéndole en los últimos golpes.

Prácticamente cada aspecto de su vida estaba en el limbo. Había estado de baja por un mes. Sabía que Smith estaba alargando la investigación como una manera de castigo, aunque presentía que había mucho más detrás de la historia de Wang Yibo y Xiao Zhan que no podía identificar. Dado que la censura oficial probablemente no llegaría, Smith se pondría a sí mismo de vigilante.

Y Smith también había hablado de más; Zhan estaba convencido. De las contadas veces que había ido a la oficina, los otros agentes lo habían evadido, mirándolo con ojos cautelosos, sintiendo pena debajo de esa sonrisa. Y aún ahora no sabía si quería su trabajo de regreso, pero se sentía preso, su placa del FBI actuando como un par de zapatos de concreto que no sabía muy bien cómo deshacerse de ellos.

Zhan compró unos cuantos comestibles en su camino a casa, bebiéndose una botella de Gatorade en el corto camino desde su auto hasta la escalera de emergencia de su edificio. Aún no sabía cómo iba a llenar las largas horas vacías hasta que llegara la noche, ver la televisión o ver un libro sin leerlo aún cuando ambas cosas ya había perdido su interés semanas antes. Cuando giró en la esquina de su edificio, encontró a Colin esperando, sus ojos escondidos detrás de sus gafas oscuras.

—Hola, —dijo Zhan cautelosamente—. ¿Qué haces aquí?

Colin se quitó los lentes, guardándoselos en el bolsillo interior de su chaqueta.

—Smith cerró la investigación. Estás libre de cualquier irregularidad. —La voz de Colin era pesada, sin alivio en su voz—. Necesitamos hablar.

—Está bien, —Zhan guió el camino, los pasos de Colin cerca de los suyos, silenciándose en el corredor alfombrado. Zhan abrió la puerta dejando las llaves en la mesa, indicándole a Colin que tomara asiento mientras guardaba la leche y la cerveza en el refrigerador.

Colin tomó asiento en la silla más cercana a la puerta. Se inclinó y descansó los codos en sus rodillas, juntando las manos. Parecía que estaba preparándose para algo desagradable, y el estómago de Zhan se contrajo en una bola helada.

Tonos Grises (ZhanYi- Yizhan)Onde histórias criam vida. Descubra agora