Mentira

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Todos mentimos, eso lo sabemos hasta el hastío. El punto de la mentira, básicamente, es que debe de ser considerada desde la intención misma, de lo que con ella se quiere llegar a obtener.
Desde mi punto de vista, es algo innato de las personas, puesto que desde temprana edad aprendemos a mentir ya sea para evitar castigos de sus padres, para justificar acciones o hasta por el simple hecho de captar la atención de los demás. 
Puede ser dolorosa, mal intencionada, benéfica y hasta inspiradora y no solo eso, sino que es una de las técnicas más utilizadas por los manipuladores, psicópatas, políticos, y vendedores.

Mientras unos la llaman mentira, otros se limitan a decir que es solo la distorsión de la verdad. Porque es relativa como la mayoría de cosas que surgen en nuestra vida.
¿Recuerda usted la mentira más grande que ha dicho?
¿Recuerda usted la mentira más grande que me dijeron y que creyó?
¿Le ha servido para obtener beneficios personales?
¿Se han aprovechado de usted a través de falacias?

Así es la vida, como un yoyo; bajas hasta donde la cuerda termina y luego empiezas a subir a dónde empezó.

Es decir, las mentiras nos pueden hundir pero no garantiza que nos quedemos en el abismo del sufrimiento. Además no creo que sean netamente dolorosas y en uno de los temas más llamativos como es el amor, quizá sea lo contrario.

Tal parece que no hay nada más hermoso como escuchar las mentiras, esas mentiras de amor...
La ilusión te ciega al punto de creer que todo lo que sale de la boca del ser amado es puro y sincero; lo crees, y lo que al final termina doliendo es la verdad cruda y amarga. La realidad de abrir los ojos es como recibir el impacto de un golpe en tu rostro y te preguntarás
¿Por qué? ¿Por qué duele tanto la verdad? Quizá porque estamos a acostumbrados a la mentira y la costumbre es mal consejera...

ESCRITOS DE UN INSENSIBLEWhere stories live. Discover now