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[Sin editar]

[Capítulo tres]

Vestí un vestido negro de lentejuelas para que ellas brillaran por mi, me maquille intentando ocultar mi tristeza debajo del labial carmesí. Me observé al espejo del baño y sonreí.

Bella...

Pase las manos por mi cabello dándoles los últimos toques, apagué las luces y tomé mi cartera.

"Te espero abajo"

Leí su mensaje y salí rápidamente, sin esa sensación de vacío o eso era lo que deseaba pensar.

La música, la gente saltando, bailando y besándose era el escenario que nos daba "Sex moon".

—La música —gritó acercándose a mi

No era la persona que la gran voz, siempre hablaba bajo de pequeña fui así, me gusta bailar y que las personas me vieran y alaguen, pero mi voz seguía siendo baja, no era una persona introvertida como tampoco era amiga de medio mundo.

—Vamos a bailar hasta que no podamos respirar.

Asfixia...

Nos sumergimos en el montón de gente. Envidia le tenía ellos, que saltaban, reían y disfrutaban, quiero hacerlo, quiero reír sin tener miedo.

Dejé que mi cuerpo se dejara llevar por la música que sonaba y yo desconocía.  Alguien me tomó de las manos y me hizo girar, casi caigo, pero me tomó de la cintura evitando que mi cara golpeara  el suelo.

Abrí mis ojos chocando con los suyos, lo miré y me sonrío.

¿Por qué mi corazón se aceleró?

Mis mejillas se sonrojaron, pero creo que él no lo notó por las luces rojas que nos alumbraran.

Sus ojos no se convirtieron en semi lunas, su nariz no se arrugó, su sonrisa no calentó mi corazón, pero si lo agitó, por mucho que deseaba, el hombre que estaba sujetándome no era él.

El mundo se silenció, la música cual dejé de escuchar y las personas habían salido de nuestra órbita, solo era él y yo, como en una típica película de amor.

—Disculpa —su acento endulzó mis odios. Negué

—No te preocupes —en su mejilla derecha se formó un pequeño hoyuelo como resultado de la sonrisa que me dió.

—No estás acostumbrada a este entorno ¿Verdad? —me empujaron y él me pegó más a su cuerpo.

Negué dándole la razón. No era una chica que saliera mucho de fiesta, siempre llegaba cansada y prefería dormir.

Hablamos de la vida, de las emociones, pasiones y aventura.

Mientras miraba embobada como escapaba el humo de sus labios con cada calada que le daba al cigarrillo dejando una esencia de berry en el aire, como sus labios bailaban cada vez que pronunciaba alguna palabra, como sus ojos brillaban cada vez que me observaba de reojo soltando esa niebla blanca y su sonrisa ladeada cada vez que era mi turno de hablar

(...)

Entramos a tapones a mi departamento, nuestros labios no se podían separar.

Mentira

Era mentira, nosotros no queríamos que nuestros labios se separaran, pero nuestros pulmones no pensaban lo mismo.

A pesar de no querer parar, mi corazón seguía recordándome que aquella persona que me besaba no era él, no era a quién yo amaba.

Sin prender la luz nos dirigimos a mi habitación. Con delicadas caricias me desvistió, con dulces besos. Parecía que alguna vez me amó

Creo que sintió mi alma llorar en cada beso que le deba.

Con sus palabras endulzo mi amargo dolor, con sus verdes luceros me hizo olvidar un poco de mi dolorosa tortura.

Me llevó a un hermoso lugar, llenos de estrellas y cometas. Me amó cuando no se lo pedí.

Me abrazó en la fría noche, espantando esos bellos y tan angustioso recuerdo del amor de mi vida.

Me besó para callar los sollozos de mi corazón y me pintó con su mano.

Volví a nacer cuando nuestros cuerpos se unieron. Cuando mi estómago explotó fui capaz de creer una vida sin él, una vida menos dolorosa. Fui capaz de imaginarme una vida sin ti a mi lado.

Pese a estar con aquel hombre que me tocaba con tanto anhelo, sus labios no tenían ese toque dulce, su cabello no era tan largos y sus manos no eran como las de él.

Era un extraño cuál por despecho había aceptado, sin sentimiento de culpa alguna, me dejé llevar por su calor y bellas palabras.

Luego de unos minutos sentí su tranquila respiración en mi nuca. Estaba dormido.

Bajé mi mirada a sus manos que se encontraban entrelazadas en mi cintura. Eran delicadas, como las de un artista o ejecutivo, eran suaves a comparación de una persona que toca la guitarra.

Miré por la ventana, el cielo lleno de estrellas inexistente, la luna menguante me alumbraba la cara, con ganas de tocarla me sumergí en mi sueño

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Cuando La Nieve Se Derrita[Terminada] [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora