15.-

2.1K 173 2
                                    

Cuando Bloom bajó del coche esta se encontraba realmente molesta. Morgana descendió, en cambio, con una fina sonrisa sobre sus labios. No podía evitar pensar que, de estar en su lugar, habría actuado exactamente del mismo modo. Silva bajó del todoterreno con notorio enfado, al igual que Farah, que no terminaba de creer lo que acababa de pasar, y como toda la situación se había salido de su control.

La tensión en el ambiente era más que palpable, y la morena empezaba a encontrarse bastante incómoda. No hacía falta que nadie dijera nada para saber que Farah y Silva iban a dejar a Beatrix encerrada, de modo que no pudiera volver a mantener ningún tipo de contacto con Bloom. Morgana, pese a que esa hada no era de su agrado, no podía estar más en desacuerdo. Y así se lo hizo saber a Silva cuando este empezó a alejarse de ahí.

- No creo que encerrar a Beatrix sea la mejor de las ideas – se puso frente a él, interrumpiendo su camino.

- Es peligrosa.

- Es una niña – replicó.

- ¿Si tan mal te caía antes por qué la defiendes ahora?

- Porque ella no se puede defender – se cruzó de brazos con cierto enfado – Es una cría, Silva – repitió – No está bien lo que vais a hacer.

- Esa niña, como tú dices, le ha llenado a Bloom la cabeza de...

- De verdades – le interrumpió – De verdades que Bloom tenía derecho a saber. Tal vez no de este modo - hizo una pequeña pausa - Pero debía saberlas.

- No sabemos qué es lo que le ha contado y... Mira – suspiró – No tengo porque estar discutiendo esto contigo. Farah así lo ha decidido, y así será – antes de que a la morena le diera tiempo a añadir algo, inició de nuevo el rumbo, esta vez siendo seguido por Sky, que le lanzó una mirada de disculpa.

Morgana frunció los labios con desagrado. Sabía que no tenía ni voz ni voto en la toma de esa decisión, y eso lo único que hacía es que estuviera aún más molesta.

Aunque no era su labor, y aunque sabía que ni a Farah ni a Silva les parecería bien, acompañó a los guardias que se encargaron de encerrar a Beatrix, manteniendo una prudente distancia.

Sabía que ninguno de ellos se opondría a su presencia, por lo que no dudó en caminar hasta quedar frente a la celda, o mejor dicho, jaula, en la que habían encerrado a la joven hada.

Alrededor de sus muñecas tenía esos horribles brazaletes que impedían que pudiera hacer uso de su magia. Podía sentir el dolor del hada, ya no sólo por sus poderes, si no porque ella también había llevado esos instrumentos, y sabía que no eran nada agradables.

- ¿Qué haces aquí? – susurró Beatrix sacándola de sus pensamientos, tras dedicarse largos segundos a observarla.

Había oído hablar de Morgana, le habían hablado sobre ella, y sabía que no era de su agrado. No pudo evitar mostrarse sorprendida de verla frente a ella con la vista perdida.

- ¿Por qué no iba a estar?

- ¿No tienes nada mejor que hacer?

- Lo cierto es que no – se encogió de hombros mientras se acercaba un par de pasos más a ella - ¿Me dejas? – preguntó, tendiéndole una mano, que introdujo por el medio de los barrotes.

Beatrix tardó en entenderla, pero finalmente situó sus manos justo sobre la palma de la de ella, que no tardó en colocar la otra encima. Con calma fue, poco a poco, liberando al hada de ese dolor que sentía sobre la piel que envolvía sus muñecas, y el alivio no tardó en reflejarse en su rostro.

- ¿Por qué lo haces?

- Porque sé lo que se siente – apartó las manos con rapidez, como si, de pronto, el contacto le quemase – Y porque a mí me habría gustado que alguien hubiera hecho lo mismo - murmuró, como si estuviera hablando para ella misma.

Morgana [Saul Silva]Where stories live. Discover now