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Las cosas eran extrañas para Morgana ahora que había perdido todo resquicio de magia. Miraba sus dedos con curiosidad, como si esperara que, debido a su insistencia, fueran a salir chispas.

- Qué estupida - murmuró para sí misma cuando aquel pensamiento cruzó fugazmente su mente.

Se giró ligeramente para encontrarse la espalda desnuda de Saul, que se encontraba tumbada en su cama, entre la sábanas. No se había separado de ella desde que se había enterado de la noticia. Había tenido que insistirle para que abandonara la habitación y cumpliera con sus obligaciones como especialista.

Se levantó con cuidado de no despertarle y se dirigió al baño. Hacía ya cuatro días que no abandonaba aquellas cuatro paredes. Sabía que estaba siendo inmadura, y que había otras hadas, entre ellas Musa, que habían sufrido lo mismo que ella. Pero no se encontraba con fuerzas para salir y enfrentarse a las miradas lastimosas que sabía que se encontraría. No estaba preparada para enfrentarse a un mundo sin magia. Sin su magia, mejor dicho.

Cerró los ojos cuando el chorro de agua cayó directamente sobre su cabeza. Sus músculos se fueron destensando poco a poco, provocándole por primera vez una cierta sensación de calma.

Se entretuvo bajo el agua hasta que sintió una presencia en la puerta. No me hizo falta girarse para saber de quién se trataba.

- ¿Cómo te encuentras hoy?

Todos los días era la misma pregunta. "Bien", solía responder. Pero hoy no le apetecía mentir.

- Mal - murmuró, cerrando el agua y cubriendo su cuerpo desnudo con una toalla antes de salir - Pero sobreviviré - añadió, esbozando una sonrisa que trató de resultar tranquilizadora.

- ¿Quieres volver a la cama?

La respuesta más sencilla sería la afirmativa, pero una parte de ella, una muy pequeña, le decía que era el momento de enfrentarse a aquello que tanto había rehuido.

- Querer, quiero - confesó, extendiendo los brazos en su dirección cuando este comenzó a caminar hacia ella. Pronto estuvieron unidos en un suave abrazo. Sus ojos azules se fijaron en los suyos mientras ambos dejaban escapar un suspiro - Pero creo que es el momento de dejar de estar aquí escondida.

- Sabes que puedes quedarte el tiempo que quieras.

- Lo sé, pero si sigo aquí... Se me va a caer todo encima, Saul. Necesito liberar la cabeza. Dejar de pensar en... - en que he perdido mi magia. Todavía no era capaz de verbalizarlo.

Tras el shock inicial había sido incapaz de decir en voz alta que era un hada sin magia.

Aunque, a decir verdad, si no tenia magia... ¿Podía seguir considerándose un hada? No lo tenia muy claro.

- ¿Estás segura de ello? ¿Realmente quieres?

- Lo que quiero es meterme en la cama y pasarme todo el día abrazada a ti - se puso de puntillas para rozar sus labios - Pero no es posible.

- Todo el día no... - concordó, devolviéndole el beso con gusto - Pero un par de horas si.

- Suena tentador.

- Acepta mi proposición. No te arrepentirás.

- La aceptaré con gusto, Saul.

Antes de que este se pudiera dar cuenta, las piernas de Morgana ya se encontraban envolviendo sus caderas, y la toalla que anteriormente cubría el cuerpo de la castaña, se encontraba ahora en el suelo.

El cuerpo de ambos cayó sobre las sábanas deshechas cuando Silva se dejó caer contra el colchón. Las piernas de Morgana se mantuvieron a cada lado del cuerpo del especialista, que la observó con una amplia sonrisa en los labios.

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⏰ Last updated: Mar 26 ⏰

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Morgana [Saul Silva]Where stories live. Discover now