16.-

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- ¡Qué bien que estás aquí!

La voz de Farah hizo que se detuviera en el centro del pasillo para mirarla. La directora se acercó a ella con una corta sonrisa sobre los labios. Una sonrisa que no le inspiró nada de confianza. Intuía que le iba a pedir algo.

- ¿Qué quieres? – preguntó cuando estuvieron la una frente a la otra, mientras se cruzaba de brazos a la espera de una respuesta.

- Vamos a empezar a entrenar a los alumnos para que estos sepan defenderse contra los Quemados – el ceño de la morena se frunció ligeramente. Sabía que una posible guerra se avecinaba, pero estos entrenamientos la hacían más real que nunca – Y te necesito.

Antes de que Morgana pudiera decir algo, se puso de nuevo en marcha, como si esperara a que el hada la siguiera sin rechistar. Y eso fue lo que hizo.

Empezó a caminar tras ella a paso acelerado hasta alcanzarla de nuevo.

- ¿A mí? – le dirigió una rápida mirada mientras salían del edificio para dirigirse hacia uno de los jardines - ¿Por qué a mí?

- Cada hada trabajará con un especialista – explicó prácticamente sin mirarla – Quiero que Silva y tú hagáis una pequeña demostración.

Un bufido escapó de sus labios antes de que rodara los ojos.

- Pues fíjate que hoy no me encuentro en plena forma para pelear – se aventuró a decir, recibiendo una mirada de reproche por parte de su compañera – Me parece que tendremos que dejar la exhibición para otro día.

- A mí me parece que no – Farah se detuvo cuando se encontraron a uno diez metros del director de los especialistas, que las observó con seriedad – Deja de escaquearte de tus obligaciones – la reprendió antes de apoyar una mano sobre su espalda para empujarla brevemente.

Con pasos lentos avanzó hacia el hombre, que esbozó una leve sonrisa al tenerla frente a él.

- ¿Cómo has dormido? – se atrevió a preguntar, ensanchando la comisura de sus labios.

- Cállate – se limitó a decir la morena, pasando por su lado para adentrarse en el laberinto – Y acabemos con esto de una vez.

Silva sacudió la cabeza con diversión antes de seguirla. Su rostro se volvió serio a medida que fueron avanzando. Sabía que tenían que tomarse en serio esa demostración. Nadie los podía escuchar, por lo que, aprovechando que la morena no se podía ir a ninguna parte, decidió hablar con ella.

- ¿Ya sabes donde está Ares? – preguntó como quien no quiere la cosa, clavando su vista en ella. La morena se limitó a asentir a modo de respuesta, pues lo último que le apetecía en ese momento era ponerse a hablar de ese hombre - ¿Sabes dónde ha pasado la noche?

- Si tanto te interesa saber dónde pasa Ares el tiempo le diré que vaya a hacerte una visita – replicó, deteniéndose en el centro del laberinto, al sentir un ruido a su izquierda.

- No me interesa saber donde está.

- Pues entonces deja de preguntarme por él – susurró antes de girarse de golpe para detener, de milagro, el ataque de un Quemado que se abalanzaba sobre ellos – Y céntrate – gruñó, poniéndose en tensión.

Sabía que ese monstruo no era real. Que sólo formaba parte del entrenamiento que habían diseñado. Pero, viéndolo ahí, dispuesto a atacar, tan... Realista, no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda de arriba abajo.

Cuando el bicho se volvió a lanzar sobre ellos, fue Silva el que defendió al hada mientras esta hacía crecer un par de enredaderas que se envolvieron sobre las piernas del Quemado, que trató de liberarse sin éxito alguno. El especialista terminó con él de un golpe seco.

Morgana [Saul Silva]Where stories live. Discover now