22.-

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- Gracias.

- ¿Por qué, Saul?

- Por seguir aquí después de todo.

Los labios de Morgana de curvaron en una pequeña sonrisa antes de que el hada se elevara ligeramente para besar los labios del especialista.

- No hay nada que agradecer, Saul.

- Al contrario. Hay mucho que agradecer. A veces no soy consciente de lo afortunado que soy. De todas las cosas que hice mal y...

- Los dos hicimos cosas mal. Pero ahora todo eso da igual. Es el pasado, y ahí debe quedar. Ahora simplemente...

- Vivamos el presente.

- Efectivamente - tomó su mano con fuerza antes de volverlos a los dos invisibles - Será mejor que regresemos. Debo volver a Alfea antes de que anochezca. Estoy segura de que Rosalind me está buscando.

- ¿Cómo van las cosas con ella?

- Podrían ir peor - respondió con sinceridad - El otro día me mostró algo... - se detuvo a media frase, no muy segura de si continuar o no - Algo importante. Y preocupante. Todavía estoy decidiendo si confiar o no en ella.

- ¿Qué te mostró??

- Un peligro... Otro día hablaremos de ello.

- ¿Corres peligro? - sintió el tirón en su cuerpo cuando Silva se detuvo. A pesar de que no podía verle, intuía con claridad su cara de preocupación.

- No, Silva, no estoy en peligro. Así que tranquilo. Lo tengo controlado.

- Me da miedo siempre que dices esa frase.

- Idiota.

Siguieron caminando en silencio, con las manos unidades, sin hablar, pero sintiéndose. Justo cuando Morgana estaba a punto de entrar en la tienda de Sebastian, se detuvo de golpe, provocando que Silva tropezara con su espalda.

- ¿Qué pasa?

- Andreas está aquí - susurró.

El cuerpo del especialista se tensó y Morgana tuvo que ejercer un mayor agarre para evitar que este avanzara hacia el interior de la tienda.

- No seas idiota - siseó - Dean y Riven están ahí.

Antes de que alguno de los dos pudiera añadir algo más la puerta de abrió abruptamente, dejando ver a un Andreas bastantes cabreado.

- No está aquí - rugió en dirección a Riven - Vámonos.

- ¿A donde?

- Se me ocurre un sitio donde puede estar.

Cuando se aseguraron de estar a solas, Morgana y Silva entraron en la tienda, encontrándose a un malherido Sebastian.

- Ay, no - la castaña se inclinó sobre él con rapidez - Andreas siempre tan agresivo - susurró.

- Estoy bien...

- Está claro que no - le interrumpió - Déjame. Será solo un segundo - con un movimiento sutil de mano, las heridas de Sebastian se fueron cerrando hasta desaparecer por completo - Listo.

- Gracias.

- Un placer.

Se sonrieron levemente antes de que Morgana se volviera a poner de pie para unir, una vez más, su mano a la de Silva, que había observado la escena en completo silencio.

- Creo que será mejor que me vaya. No sé cómo están las cosas en Alfea, pero algo me dice que Rosalind no anda demasiado contenta... Nos vemos pronto, Saul.

Morgana [Saul Silva]Where stories live. Discover now