No quiero que este día acabe

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Daniel definitivamente ya no podía vivir sin Betty, se volvió completamente adicto a ella después de su primera vez juntos, ella se sentía igual, porque sentía que por primera  vez en su vida le hacían el amor sin engaños, sin apuestas, sin dobles intenciones, únicamente porque la amaban.

Daniel no perdió oportunidad de hacerla suya una y otra vez, ambos sabían que debían aprovechar ese tiempo a solas. Betty se decidió a descubrir cada punto débil de Daniel, descubrió que cuando le besaba el cuello él se encendía rápidamente, también que le gustaban los masajes al igual que a ella, tanto darlos como recibirlos. Por su lado, Daniel descubrió que Betty es muy cosquillosa, tambien descubrió una mancha de nacimiento muy sexy bajo su pezon, le contó y besó cada lunar. Ambos se estaban disfrutando y conociendo, viviendo su propio paraíso.

B. Daniel, que sientes cuando fumas marihuana? Le pregunto ella muy curiosa.

D. Pues... no lo sé, relajo, concentración o falta de esta, creatividad, alegría... depende, de cómo estés y de lo que estés haciendo.

B. Y nunca te ha pasado algo malo por estar drogado?

D. Pues sí, cuando joven perdí el conocimiento por unos minutos?

B. Cómo así, que miedo, qué hiciste?

D. Estaba en una fiesta con unos amigos, había bebido mucho alcohol, me puse a fumar y seguí bebiendo, de pronto mientras conversábamos me comencé a sentir mal y ya no recuerdo, solo sé que cuando desperté estaba sentado en otra parte y mi amigo me cuidaba, pero esa fue la única experiencia negativa, porque desde aquella vez nunca más mezcle ambos vicios, es lo uno o lo otro, ya no me arriesgo.

B. Mmm, es que me da curiosidad, quisiera probarla, pero me da miedo que algo malo me pase.

D. Mi amor, nada malo te va a pasar, yo estoy aquí para cuidarte.

B. De acuerdo, quiero hacerlo.

D. No estaba preparado para esto pero... aquí tengo justo uno, dijo sacando un delgado cigarro de su velador.

Daniel lo encendió y le enseñó a Betty como hacerlo, a retener el humo y luego soltarlo, ella lo intentó, pero se atoro y comenzó a toser, Daniel la miró y sonrió, el le dio otra bocanada y le dijo a Betty que se acercara, tomó su mentón y le abrió un poco la boca soltando el humo a centímetros de sus labios, ella lo absorbió y luego de un momento soltó el aire, Daniel le dió un beso en los labios y le dijo que ya regresaba.

Betty para esperarlo comenzó a jugar a los dardos, seguía siendo muy mala, pero al menos ahora caían en el tablero.

Betty ya se sentía extraña, se sentía relajada con una plenitud que jamás había tenido, sentía muchas ideas en su cabeza, pero nada perturbaba su paz interior.

Daniel llegó con galletas, chocolate en salsa para untar, jugos y unas brochetas de frutas. Por si nos da hambre, dijo.

B. Yo si tengo hambre (le dijo probando un poco del chocolate) pero de ti.

Daniel la besó sintiendo el sabor dulce de la salsa, así que se ocurrió una idea y le dijo amor quiero comerte, quiero amarrarte a la cama y comerte entera.

B. Me encantaría.

El desvistió completamente a Betty, ella sentía su tacto como una electricidad que la recorría de pies a cabeza, la tomó en brazos y la recostó sobre la cama, luego se quitó su cinturón e hizo una especie de esposas con el.

B. Que haces? Pregunto un poco nerviosa.

D. Te amarró a la cama para devorarte, dijo serio.

Él la acarició con la yema de sus dedos, luego tomó la salsa y comenzó a pintar a Betty con líneas de chocolate por todo su cuerpo. Ella disfrutaba todo lo que él hacía, sentía que había nacido para estar ahí, sentía que toda su vida había sido un mero trayecto para llegar a ese momento con Daniel. Una vez que terminó de pintarla comenzó a comer del cuerpo de ella comenzando desde los pies.

Hicieron el amor sintiéndose uno, ella cada vez tomaba más confianza y más experiencia, no quería que Daniel terminara nunca, quería estar así para siempre. Daniel por su lado, se sentía dichoso, completo, pleno. Terminaron, Daniel soltó las amarras y se quedaron abrazados, Betty se durmió en el pecho de Daniel.

D. Betty, estás dormida?

B. No gracias, no quiero comida, balbuceaba mientras dormía.

D. Quería pedirte perdón nuevamente por como te trate en el pasado, yo en ese tiempo ya me sentía atraído por ti, por tu inteligencia principalmente, pero era tan estúpido que no era capaz de aceptarlo, sentía mucha envidia hacia Armando porque el podía estar junto a ti todo el día, tú lo defendías con uñas y dientes y él ni siquiera te valoraba y tú ahí fiel al ese imbecil.

El día que perdí los estribos por tu cambio de look en verdad fueron mis celos brotando por todos lados, porque yo los había visto la noche anterior juntos, besándose y al verla ahí arreglada para ese idiota que no merece nada me dio mucha rabia, yo sé que usted no se merecía ese trato, pero era tal la impotencia que sentía al ver todo lo que usted hacía por él, que no encontraba la manera adecuada para expresarme, de decirle lo que sentía... a decir verdad aún me cuesta, pues soy tan cobarde que tengo que esperar que se duerma para decirle que la amo con todo mi corazón, que siempre la quise y ahora más que nunca me siento feliz, usted me hace feliz, con una simple sonrisa le das luz a mi vida. Le besa la cabeza, la abraza y se duerme.

Siempre te quise Donde viven las historias. Descúbrelo ahora