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Laughing Jack
Después de que Scarlett se desmayara en mis brazos decidí dejarla allá porque escuché a la maldita policía aproximarse al lugar.
Pero después iré por ella y la traeré aquí conmigo.
Recuerdo muy bien cuando era una hermosa niña, ahora ya se convirtió en una bella mujer.
«Ah... Scarlett».
Muy pronto te traeré conmigo para que no corras ningún riesgo.
Me encuentro en mi circo que muy pronto será nuestro hogar. Ya deseo tener a Scarlett aquí conmigo, jugaré con ella hasta que deseé estar muerta y ya no pueda más.
Tomaré su cuerpo de una y mil formas, no sé de lo que mi mente es capaz.
Haré de su cuerpo un total desastre. Esa es mi más oscura fantasía.
Me divertiré a lo grande con ella.
Sentí otra presencia detrás de mí, me dí la vuelta y lo ví con un semblante molesto y preocupado.
Sonreí con burla.
—¡Hola, Splendorman! ¡Lindo traje! ¿No había uno para hombre?—Solté una carcajada burlesca.
—¡Deja de reírte, payaso!—Bramó molesto.—¿Qué es lo que quieres de esa niña?—
—Eso no te incumbe.—Respondí ahogando una risilla como si hubiese contado un chiste.
—Deja de torturarla, ¿Hasta cuando la vas a dejar en paz?—Pregunta angustiado.
—¡Cuando a Slenderman le salga una cara y Jeff tenga párpados!—Reí a carcajadas, sujetando con fuerza mi estómago por reír tanto.
—Eres cruel.—Dijo Splendorman en un tono dolido.
Seguidamente, escuché muy cerca a otra risa masculina. Creo que es Candy Pop.
—¡Ese chiste fue muy bueno, Jack!—Dijo Candy Pop entre risas.
—¿Y tú qué haces aquí?—Pregunté extrañado por su visita.
—Me he enterado por ahí que andas detrás de una chica, ¿Ya no te dedicarás a matar niños sino a perseguir mujeres?—Pregunta entre risas.
—No, para nada. Es sólo que ahora me quiero divertir con algo diferente.—Sonreí con malicia.
—Lo bueno es que la lunática de Laughing Jill te dejó y se fue muy lejos de aquí. Así podrás jugar a gusto y sin interrupciones con esa chiquilla.—Comentó Candy Pop y ambos reímos por su comentario.
—A ver si te da risa cuando mi hermano Slenderman se entere y mande a sus Proxy's a secuestrar y aniquilar a esa chica.—Me advierte Splendorman.
—¡Slenderman no tiene derecho a meterse con mis cosas! ¡No soy uno más de sus perros! ¡Y si las cosas se complican, me llevaré a Scarlett muy lejos de aquí y sin dejar rastro!—Grité muy furioso y salí de la carpa dando grandes zancadas.
