¡Quiero a ese niño, mamá! [TaeKook]

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Disfruten.

—¡Kook, tu padre está en casa!— Jungkook brincó de la cama por la emoción ante la mención de su querido padre, despertando en el proceso a TaeHyung, quien un poco asustado talló sus ojos y siguió a su novio.

— ¡Papá!— Dió un salto hacia la brazos del hombre mayor, quien lo abrazó fuertemente.

— Hijo, mi pequeño. ¿Cómo está el bebé de papá?— Jungkook se sonrojó, sonriendo. TaeHyung atrás un poco avergonzado.

— ¡Papá! Yo estoy súper bien ahora que ya estás en casa. ¿Cómo te fue en tu viaje?

— Excelente, las cosas en la empresa cada vez están mejor, por lo que vengo a informarles que salí de vacaciones y quería invitarlos a ir... ¡De campamento!— Jungkook saltó de la emoción, dando vueltas, TaeHyung rió al ver la emoción de su novio, llamando la atención de todos.

— Oh... Buenos días.

— ¡Kim TaeHyung, ven a darle un abrazo de bienvenida a tu suegro!— TaeHyung rió nerviosamente, se acercó y le dió un pequeño abrazo, lo cual más bien sólo fueron palmadas en la espalda.— Quiero que sepan que estoy muy feliz por su relación, yo sabía que esto en algún momento pasaría.

— Gracias, papi.— Jungkook tomó la mano de TaeHyung, sonrojado.

— ¡Entonces vamos! A hacer las maletas que el campo nos espera.— Jungkook jaló a TaeHyung, llevándolo a su cuarto y cerrando la puerta. TaeHyung pasó sus grandes manos por la cintura de su bebé.

— Buenos días, mi amor.

— Buenos días, Tete.— Dijo con una sonrisa de tonto enamorado. Ambos acercaron sus labios, comenzando un beso lento. Cuando se separaron por falta de aire Jungkook empujó a TaeHyung, cayendo arriba de él en la suave cama, al estar de horjadas comenzó a dejar varios besos en el cuello acaramelado de su pareja.

— Mh, Kookie, debemos parar.

— ¿Por qué? ¿No de gusta?— TaeHyung gruñó cuando el menor mordió su cuello.

— ¿Recuerdas que iremos al campamento, cierto?— Jungkook lloriqueó falsamente, quitándose del cómodo regazo de TaeHyung.

— Entonces hay que empezar a guardar las cosas, le podemos llamar a mamá Jihyo para que vaya con nosotros y de paso te traiga ropa.

— Claro, amor.

Todos en el carro empezaron a reír y bromear, claro, todos excepto dos tortolitos que estaban dándose cariños en la parte de atrás del carro.

— ¡Chicos, llegamos!— Festejó Jihyo.
Todos se bajaron del auto y tomaron sus cosas.

— Como es un campamento no me vi en la obligación de rentar una casa, pero si traje tiendas de campamento.

Todos suspiraron en alivio, el padre Jeon era muy olvidadizo.