13. Le groupe

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Capítulo 13.

—Adam deja de ser tan paranoico...—murmuro, tratando de excusarme.

Si serás...

—Creo que todos seríamos paranoicos si una chica que apenas conoces le hable a tu madre muerta.

Tiene un muy buen punto.

—Mira, Adam... me tengo que ir—susurro, intentando dar nuevamente la media vuelta y salir de ahí, pero el, se me adelanta y me prohibe el paso.

Suspiro cansada, trato de hacerme la fuerte y se me está haciendo muy difícil. — ¿Qué quieres Adam?

—Una explicación.

Ruedo los ojos ante su insistencia.

—Esto es un lugar libre...—argumento—, público.

—Aja, ¿pero porque le hablabas a mi madre muerta?

—No tengo que darte explicaciones.

— ¡Claro que debes!—alega—. Mi madre, no la tuya.

—Solo estaba pensando en voz alta—vuelvo a mentir—. ¿Acaso tiene algo de malo? Mucha gente lo hace.

El chico rueda los ojos casi como un acto reflejo y se lleva su mano al puente de su nariz.

—Te estás metiendo en cosas que no deberías, niña—dice—. Mi familia tiene suficientes problemas como para lidiar con otros.

¿De que habla este idiota?

—¿Eh?—pregunto, mi tono de voz es más agudo de lo normal.

—Estas colmando mi paciencia, Juliett—vuelve a decir, finalmente dejando en paz mi barbilla.

¿Quién se cree?

—Solo me gusta caminar en el cementerio con música, ¿hay algo malo en eso? No, no lo creo—le digo—, no tienes ningún derecho en venir a interrogarme como si hubiera cometido algún crimen.

Eso chica, enséñale de lo que estás hecha.

Sus ojos se clavan en los mios, son de un azul intenso. Nunca antes había visto un azul tan... poderoso, tan intimidante. Ni siquiera los de Alice.

—Bien.

No dice nada más y se aleja, ignorándome completamente, como si no hubiera estado tan cerca de mí hace segundos atrás y como si nunca hubiera pasado nada de esto.

—Adam...—lo llamo, confundida conmigo misma.

¿Querías que se fuera y ahora lo llamas? No entiendo, y se supone que debería, soy la voz de tu cabeza.

Adam voltea seriamente, con sus labios en una línea totalmente recta. — ¿Si?

—Gracias—murmuro, él encarna una ceja.

— ¿Por qué?

—Por lo de la mochila—le recuerdo. Logró que su expresión cambie, lo he tomado por sorpresa.

—Adiós, Juliette.

Sin poder despedirme también, se aleja a paso veloz.

Es que si eres estupida.

Nunca antes había hablado con él, ni siquiera una simple mirada y hoy, en tan solo unos minutos, tuvimos una charla, casi una pelea y deje una mala impresión.

Estupendo.

Quiero jalarme el pelo, estoy con mucha frustración, mi pecho sube y baja y ni siquiera se que pensar. Me voy de ahí.

Los A.A © [✔]Where stories live. Discover now