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28. La compassion

Capítulo 28

—Juliett...—Alice me llama, no tengo la capacidad interna de contestarle alguna palabra.

Mi mente hace una lista de pros y contras de la futura decisión que debo tomar, decir un sí o un no, irme o simplemente quedarme.

Durante tanto tiempo quise desaparecer, desaparecer para que nadie me encuentre y solo ser el mundo y yo, nadie en contra mía ya que me sentía insuperable, ¿A dónde se fue toda esa valentía?

Me aterroriza lastimar a aquellos hermanos que me importan demasiado, lastimar a Alexis al irme. No puedo.

Siempre quise hacerlo, irme con mi abuelo que es la única persona en el mundo con la que todos esos pensamientos de soledad desaparecen, el problema es que ya no es la única, Alexis me da ese mismo sentimiento.

—No sé qué hacer, Alice—niego lentamente con la cabeza.

—Respira, necesitas respirar—me abraza contra su pecho, las lágrimas siguen saliendo por mis ojos pero mi rostro está totalmente serio.

La puerta del cuarto se abre y Amelia entra, lleva una camiseta blanca con manchas de pintura y un pantalón color negro, al verme inmediatamente se coloca a un lado de nosotras sobre la cama.

—Alice, me llamó—dice mirándome, yo asiento.

—No logro que deje de llorar—Alice le murmura.

—Yo tampoco logro dejar de hacerlo—contestó.

—Juls, para superar esto tienes que tomar una decisión—Amelia afirma.

—Ya lo sé.

—Y bueno, creo que lo debes hacer con tus padres—susurra.

Inmediatamente me separo del pecho de Alicia para sentarme derecha, viendo a Amelia encarando una ceja.

—Mis padres son la razón principal por la cual me quiero regresar a Francia—contestó.

—Lo sabemos—Alice murmura—. Y por esa misma razón debes decirles que quieres irte.

Llevó la palma de mi mano a mi rostro mientras me acariciaba la sien. Sé que tienen razón, pero, algo dentro de mí sabe que cuando hable con mis padres será el momento de hacerlo.

Soltar o dejar un ancla que no te hace feliz.

— ¿Debería ir ahora?—preguntó.

Ambas se miran entre sí, sin decir nada.

—Es tu decisión—Alice confirma.

—Decisiones... toda mi vida se trata de decisiones, necesito que alguien las tome por mí por un segundo, ya que me va a dar un ataque al corazón—me pongo de pie.

Comienzo a caminar de un lado a otro por la habitación sin una dirección fija, mis amigas no dicen nada, no tienen ni idea de qué decir.

Yo tampoco la tendría.

Las decisiones más importantes en tu vida, las que afectan directamente esta, son las más difíciles de tomar y lo peor es que lo haces solo; porque nadie puede vivir esa vida con decisiones que tu tomaste a excepción tuya.

—Voy a mi casa.

—¿Estás segura? Puede que no sea la mejor decisión ir en ese estado a soltar semejante bomba a tus padres—Amelia pregunta.

—Es mi decisión, chicas—susurro—. La que debe saber si va a irse o si no, soy simplemente yo y no lo voy a descubrir aquí llorando, debo ver si mi razón principal ha cambiado.