19. Deux bouches

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Capítulo 19.

—Te puedo denunciar por secuestro, Alexis—le digo, cuando veo que estamos en camino para salir de la ciudad.

Si me secuestrara, no me quejaría.

—Tengo que hablar contigo—menciona, atento al camino.

— ¿Y no lo podemos hacer como las personas normales?—murmuró con sarcasmo.

—Claro que podemos—me dice tranquilo, parando en un semáforo y viéndome directamente a los ojos.

— ¿Entonces?

—El problema es que no somos normales, Ángel.

¿Qué?

El semáforo marca verde y comienza a conducir, y no me dice nada.

ME ACABA DE LLAMAR ANGEL.

Creo que se me subió la presión.

De repente, el silencio que nos invade es demasiado incómodo.

—Bueno, al menos me puedes decir a donde vamos—murmuro, intentando cambiar el hecho de que me llamo como lo hizo.

Alexis rueda los ojos.

—Mejor pon música, en la guantera tengo varios discos—dice, claramente ignorándome.

Suspiro molesta, haciéndolo. Cuando abro el compartimiento, encuentro más de diez discos de distintas bandas.

—Te gusta mucho la música—afirmó, examinando con cuidado todo con la mirada.

—Creo que sí... tengo una banda y mi habitación está llena de posters, ¿Tú qué piensas?—dice, viéndome de reojo.

¡TOMALAAAAAA!

—Ya entendí...—murmuró disgustada.

Sigo viendo los discos, pero, antes de que pueda colocar uno en la radio, Alexis detiene el auto de repente frente al letrero de bienvenida del pueblo.

—Trae el disco que escogiste contigo—murmura, apagando el coche.

Miro a mi alrededor confundida, ¿Que está pasando?

No le puedo preguntar nada en absoluto y entonces bajó del auto, con el disco en mis manos en busca de respuestas. Irritada.

Veo como Alexis trae una radio portátil en su mano derecha y me da una sonrisa traviesa.

— ¿Qué hacemos aquí?—le pregunto, él se encoge de hombros.

—No diré nada hasta que estemos ahí arriba—señala el letrero que está a casi dos metros de altura.

Ni loca.

¿Saltaste a un tren en movimiento y no vas a subir a un letrero?

—Estás loco—le digo, negando con la cabeza y viendo la altura a donde quiere que suba.

—Me lo han dicho seguido pero vamos—sonríe.

No dice más y se acerca a las escaleras para empezar a subir.

—Alexis...

—Vamos Juliett, dijiste que confiabas en mí—me mira desde ya un poco en lo alto, con una de esas sonrisas que me encantan.

Oui—susurro, caminando hacia su dirección.

Llevo mis manos hacia los tubos y ambos comenzamos a trepar el letrero con cuidado.

Siento como el aire choca contra mi rostro cada vez que subo un poco más, como dije, creo que confió en él, un poco... pero lo hago.

Y no tengo ni idea si eso es bueno o malo.

Los A.A © [✔]Kde žijí příběhy. Začni objevovat