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El sol comenzaba a entrar por la ventana, dándole directo en la cara a Midoriya y provocando que este abriera lentamente sus ojos, su cuerpo se estremeció al darse cuenta que esa no era su cama y mucho menos su habitación, pero se paralizó aún más cuando notó que a su lado se encontraba un rubio desconocido durmiendo plácidamente.

"No puede ser."

Tres palabras que sin querer, se repetían una y otra vez en su cabeza. Izuku trató de recordar lo que había sucedido la noche anterior, pero las imágenes que su cerebro le presentaba estaban distorsionadas y no lograba enfocar con claridad debido al alcohol.

Cuando por fin se rindió, se levantó con sumo cuidado para no despertar a la persona que dormía a su lado, quería convencerse de que no había pasado nada, pero el dolor en sus caderas y espalda baja decían otra cosa. Se vistió y tomó su celular, con prisa y sin hacer tanto escándalo, salió de aquella habitación cual ladrón acabando de atracar.

–Okey, cálmate Izuku, fue por culpa del alcohol, es imposible que lo hayas hecho por decision propia, aún que esos es obvio, si no recuerdo nada es por culpa del alcohol, pero... ¿Cómo pude hacerle algo así a Shoto?– frustrado pasaba sus manos por su cabello, pensando una y otra vez en lo que había hecho.

Entre murmullos y auto-regaños el peliverde trató de volver al hotel donde se había hospedado con sus amigos, una lástima que no los pudiera contactar debido a que a este le faltaba carga.

Cuando llegó a su hotel, intentó lo menos posible llamar la atención, pues sabía que Ochako no pararía de hacer preguntas y no estaba de humor para pensar en las respuestas, necesitaba un baño, se sentía sucio.

En cuanto entró a su habitación puso a cargar el celular y apenas lo encendió el aparato desbordaba de mensajes y llamadas perdidas; veinticuatro llamadas perdidas y treinta y siete mensajes de Iida; cincuenta y nueve llamas perdidas y ciento noventa y dos mensajes de Uraraka, al parecer los preocupo bastante.

El peliverde suspiró y dejó el celular en la mesa, dirigiéndose después al baño, donde al desvestirse se dio cuenta de que su cuerpo no solo era adornado por sus pecas, si no, ahora también por marcas rojizas que recorrían su pecho, abdomen y muslos.

"¿Pero que he hecho?"

Se metió en la regadera y dejó que el agua bajara por su cuerpo, dejando que su frialdad lograra distraerlo o devolverlo a la realidad, se sentía mal, culpable, cerró sus ojos tratando de relajarse, pero en vez de eso, en su cabeza se lograron proyectar un par de ojos rubí y unos cuantos recuerdos aparecieron de golpe, Izuku no hizo más que apretar sus ojos con fuerza y tratar de olvidarlo.

En cuanto terminó de bañarse se enredó la toalla en las caderas y salió del baño, encontrándose a Uraraka sentada en su cama.

–¿Och-ochako? Buenos d-dias– la voz del peliverde salió nerviosa, pues la mirada acusadora de su amiga estaba clavada en él.

–¿Solo un "buenos días"? ¿Dónde est.... ¿Pero qué demonios te pasó?– la joven se levantó de su asiento asustada, pues notó las marcas en el cuerpo ajeno.

–¿Ah? ¡Ah! ¿esto? No es nada– dijo el peliverde, haciendo un inútil intento por cubrir su descubierto pecho.

–¿Dónde demonios te metiste y por que estás en este estado? Me lo vas a decir ahora mismo, Izuku– la castaña tenía una rara mezcla de preocupación y enojo en sus palabras y era de esperarse, su amigo desapareció una noche entera y a la mañana siguiente regresaba con un montón de marcas en el cuerpo.

–Yo... realmente no recuerdo– Izuku bajó la mirada y comenzó a jugar con los dedos de sus manos con nerviosismo, esperando los regaños siguientes de la castaña.

Angelito [Katsudeku]Where stories live. Discover now