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Justo a las afueras del edificio, Deku y Katsuki seguían hablando como si no quisieran separarse en ese momento, era un ambiente tan cálido que apenas sentía la amenaza de romperse con el frío que les recorría la piel.

No fue hasta que Ochako llegó al lugar y rompió un poco la adorable escena de su jefe conversando con alguien como una persona normal, lo que no esperaba. Menos aún, con quien había logrado entablar una conversación animada era su mejor amigo.
 
Sorprendida se acercó, no es que sea una metiche, pero ¿qué hacía su mejor amigo ahí?
 
–Izuku ¿qué haces aquí?– el nombrado se dio la vuelta cuando escucho la voz de la castaña. Realmente no sabía que decirle, es demasiado penoso decirle que había sido contratado como una especie de “modelo" por un día.
 
–Bu-bueno... Pues, verás…
 
–Bueno ¿y a ti que te importa cara redonda?– Katsuki le interrumpió de inmediato a Izuku, de una manera no muy cortés, pero es cosa que a la que Uraraka ya está acostumbrada.
 
–No te estoy hablando a ti Bakugo, cállate– contestó la joven, no de manera tan grosera y altanera como lo hacía su jefe, pero ya saben, las mañanas se pegan y Ochako ya lleva conviviendo con Bakugo un tiempo, algo tenía que aprender.
 
–Jodete– dijo mientras le sacaba el dedo medio de su mano izquierda.
 
–Kacchan, no seas tan grosero con Ochako– fallido intento sl tratar de “defender" a su amiga, es lindo el gesto, pero el pecoso parece más afectado que la chica a la que iba dirigido el insulto.
 
Uraraka no se ofende por que sabe que el carácter del rubio es difícil y la familia Bakugo agradeció profundamente que ella pudiera sobrevivir en ese puesto. Por parte de Katsuki, no lo diría en voz alta, pero le agradaba la chica, tenía el coraje de levantarle la voz y hablarle sin miedo. Sin duda, admirable.
 
–¿Qué es eso de “Kacchan”? ¿Si se conocen de antes? Digo, para ahorrarme el presentarlos– dijo divertida mientras sonreía y colocaba una de sus manos en su cintura.
 
Oh no. Se había metido en otra situación incómoda, no es que le fuera a decir a su amiga que se vieron después del acoston que se dieron en aquel hotel, que pena.
 
–Bueno, verás… hace poco tuvimos un... Accidente. Desde entonces nos conocemos– intento no entrar en detalles y totalmente nervioso dijo lo primero que se le ocurrió. Algo que no lo metiera en más líos, claro está.
 
–Solo intentaba disculparme con él. Después del incidente es lo menos que podía hacer– entonces Bakugo intervino en la conversación rápidamente, el pecoso parecía que se había saturado al no saber que decir. Él realmente no tenía problema con que lo supiera, pero por desgracia el peliverde si tenía un pequeño e insignificante “problema”; uno llamado “Shoto".
 
–¿Tú? ¿Disculpándote? No me hagas reír Bakugo– la castaña no desaprovechó el momento para burlarse de su jefe —amigo— lo conocía, es demasiado difícil verlo disculpándose, según él jamás se equivoca y todo lo hace bien. “Don perfecto" suele llamarlo a veces.
 
–¿Por qué mejor no te callas? A todo esto ¿no tienes trabajo que hacer?– y si no lo tenía él mismo se encargaría de dejarle un montón de papeleo.
 
Sin embargo, las palabras del rubio fueron ignoradas rotundamente por Ochako, quien ahora tenía toda su atención en Izuku. Ahora sin aquella calidez en la que se envolvían hace un momento, ahora usaba un tono algo preocupado.
 
–Izuku, Todoroki me ha estado llamado preguntando por ti, dijo que no contestaba mensajes, ni llamadas en tu celular o el teléfono de casa, que ahora veo por qué.
 
Oh no. Izuku olvido quitar el modo silencio, estuvo tan ocupado ayudando a Katsuki que olvido por completo a Shoto. No lo culpen, pero es difícil quitar la atención de aquel par de ojos rubí que pareciera que te hacen entrar en un trance donde no existe nada más que ese color y tú. Un lugar donde Izuku se sentía cómodo y del cual no quería abandonar aun.
 
Pero esta Shoto de por medio.
 
–No escuche el celular– de inmediato sacó el aparato y reviso el registro de llamadas y total de mensajes. 5 llamadas perdidas y 10 mensajes sin contestar  –necesito llegar cuanto antes a casa.
 
–Puedo llevarte si quieres– ofreció de inmediato el rubio, quería aprovechar cada momento con el pecoso. Le agrada tenerlo cerca, le agrada demasiado, es como el calor de un sol y su luz; iluminando su alrededor cuando está cerca.
 
–Amm… es amable de tu parte, pero…– fue interrumpido.
 
–Katsuki, cariño– la voz chillona se oía a lo lejos, acercándose cada vez más. Es irritante, molesta, fastidiosa, Katsuki no la soportaba y de tan solo pensar que querían que pasara el resto de sus días escuchando esa voz que le sacaba de quicio casi le hace explotar.

Angelito [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora