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Momo despertó en aquella blanca habitación, siendo cegada por las luces del cuarto. El olor a hospital la enjaquecaron enseguida y al momento de querer acomodarse en aquella incómoda camilla, pudo sentir el dolor en todo su cuerpo, los músculos paralizados y sin fuerzas, se sentían tan, tan... vacía.
 
Inconscientemente llevo sus manos a su vientre y acaricio con suavidad, su rostro es inexpresivo, pero había más que dolor físico en ella, le dolía el corazón, le dolía el alma y su orgullo.

¿Cómo había sido tan estúpida? No, se había enamorado de la persona incorrecta, ese era su problema, se fijo en un par de ojos que ni siquiera la miran a ella, pero fue inevitable. Shoto siempre fue tan bueno con ella ¿en qué punto cambió?
 
Su burbuja de pensamientos, memorias y lamentos se rompió debido al rechinar de la puerta al ser abierta, es Shoto y en estos momentos, Yaomomo no quiere verlo, así que lo mínimo que puede hacer es apartar su vista hasta clavarla en la ventana, en el cielo y las nubes, perdiéndose e  cualquier cosa que no sean los ojos de Todoroki.
 
–Te tengo noticias, una buena y una mala ¿Cuál quieres primero?– pero la chica no responde y esto molesta al heterocromático, pero solo rueda los ojos y suspira, intentando mantener la compostura –la buena es que en el accidente perdiste al pequeño bastardo dentro de ti, la mala es que Uraraka me acaba de avisar que la selección de modelos se llevará a cabo en 2 días y tú no estarás lista, no hay tiempo.
 
Ella queda en blanco, ella casi se muere ¿y lo único que le preocupa es lo que esta pasando con las modelos? Acaba de perder a su bebé y él ¿lo considera una buena noticia?
 
–Pensé que mínimo te preocuparía como estoy.
 
Dice en un hilo de voz, procurando no romperse.
 
–Me preocupa, claro que si. Sí no, no estuviera aquí, eres una de mis mejores inversiones.
 
Y eso la rompió, no era más que un generador de dinero, un juguete de placer al cual el hombre junto a ella recurría cada vez que se le daba la gana.
 
–Pocos saben de tu pasado, Shoto y yo... No lo quería admitir… Pero cada día que pasa, te pareces más a tu padre.
 
Dice ya entre sollozos y todo se posiciona cerca de la camilla, se inclina un poco y con algo de brusquedad toma el rostro de Yaomomo con una mano, apretando sus mejillas sin delicadeza alguna y la obliga a voltearle a ver, cosa que hace que la chica se queje.
 
–Si vuelves a mencionar a mi padre, me asegurare de que en el próximo accidente no sobrevivas ¿entendido?– entonces la chica asiente, cerrando los ojos y dejando caer gruesas lágrimas por sus mejillas. Shoto retira su mano y limpia con asco los astros del líquido que alcanzo a humedecer sus dedos, se aleja a la puerta con paso lento y antes de salir le dedica una mirada a Momo –Por cierto, si mencionas algo de esto, ve despidiéndote de tu carrera.
 
Acto seguido, desapareció por la puerta y es cuando Yaoyorozu se rompe. Se siente rota; se siente estúpida; se siente humillada; se siente dolida, Shoto le quitó su dignidad y la a dejado tirada como si fuera nada, se encargó de drenarle todo el amor que sentía por él y ahora se encontraba vacía, demacrada. Llora sin Consuelo alguno, lo hace hasta quedarse dormida y así olvidarse, por lo menos un rato de lo mortificante que se ha vuelto su vida.
 

  

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Angelito [Katsudeku]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz