Epílogo

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¿Sabias que los amantes fueron pareja en su vida pasada?

Ellos en una vida pasada se prometieron amor eterno.

Encontrarse en la próxima vida.

O a veces, solamente uno de ellos lo prometió.

La zona de guerra era un verdadero infierno, los bombardeos te ensordesian por los fuertes estruendos producidos por las detonaciones, el sonido de los disparos de diferentes armas y el rugir de los cañones te enoquecia y el pánico de no volver a ...

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La zona de guerra era un verdadero infierno, los bombardeos te ensordesian por los fuertes estruendos producidos por las detonaciones, el sonido de los disparos de diferentes armas y el rugir de los cañones te enoquecia y el pánico de no volver a ver la luz del sol te carcomia las entrañas.

Y en medio de todo ese caos, en medio del fuego producido por el odio, un retoño de amor intentaba protegerse; ambos corrían de la mano, el rubio llendo por delante, guiando a un pelinegro que le seguía a tropezones.

–Es-espera Gogo, ya no pue-do– dice entre jadeos el más bajo y el otro no se inmuta y sigue corriendo, esquivando escombros que vuelan gracias a las explosiones y ocultándose para evitar ser vistos.

–No podemos parar Yami, tengo que salvarte.

Entonces se detiene un poco para verlo, sus respiraciones son agitadas, sin embargo, el que es llamado Gogo no se dobló, sus hombros subían y bajaban, respirando lo más rápido posible en busca de que sus pulmones recibieran aire; por otra parte, Yami estaba doblado, apoyando sus manos sobre sus rodillas, con los ojos cerrados y tosiendo un poco, realmente estaba cansado.

–Vamos, te prometo que en cuanto estemos en zona segura descansaremos un rato– vuelve a decir el rubio, su voz es tranquila y destila ternura. Toma al pelinegro de la mano y en cuanto hizo el intento de enderezar lo para volver a correr, Yamikumo se volvió a doblar en su lugar; quejándose y colocando uno de sus brazos en el costado derecho de su estonago.

Con pánico, Gogo intentó revisarlo, recibiendo la negación de su pareja, alegando que estaba bien, que solo necesitaba un respiro.

–¿Como vas a estar bien? Maldita sea, estas herido y no me lo dijiste– no es reclamo, esta preocupado –y yo como estúpido haciéndote correr.

–Gogo, tranquilo. Estoy bien. Estaremos bien.

Anima y acerca su mano libre a la cara empapada de lágrimas de su amado, acaricia su mejilla con cariño y le dedica un av sonrisa cansada de esas que Gogo adora con su alma. Juntan sus frentes y justo antes de rodar sus labios, las detonaciones se escuchan mucho más serca, lo cual enciende sus alertas.

–Vamos, voy a cargarte y saldremos de aquí– dice e intenta cargarlo, cosa a lo que Yami se niega.

–No, te será más difícil correr conmigo cargado. Aún puedo solo dame... ahg~– se intenta enderezar y un ligero dolor punzante atraviesa su estómago, la adrenalina de hace un momento se comenzó a desvanecer y el dolor comenzó a brotar.

Angelito [Katsudeku]Where stories live. Discover now