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09:00 am

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09:00 am.

Acomoda su traje por décima vez sintiéndose incomodo en aquél sofá donde esta sentado hace exactamente una hora esperando a que lo llamen.

Habian entrado y salido mas de diez personas en una sola hora, tal vez no daban con los requisitos que pedía un maldito mafioso de cuarenta años.

El hombre que tomaba las entrevista volvió a salir con una planilla en manos, como todas las veces anteriores. Mirando hacia ellos viendo que solo quedaban cuatro cuando en realidad tendrían que haber cinco.

El chico de cabello rubio brillante apreció corriendo por los pasillos, tomando respiraciones a medida que se iba a acercando, llegando al frente del secretario se acomodó el traje para verse presentable e hizo una reverencia.

—Lo siento, tuve un asunto con mi madre.—realiza otra reverencia.

—No hay problema, de todas formas eres el último en la lista.—responde coqueto mirando al chico de arriba a bajo.

Al muchacho voltea conectando miradas con San, al instante guiñandole el ojo. San quiso reír, pero sería una gran metida de pata.

—Benjamín Lee.—llama el secretario.

El nombre falso de San, lo odiaba no lo negaba pero todo sea por la misión.

San se levantó del lugar ganándose una rápida mirada del secretario.

"El secretario de este sujeto suele seleccionar a los hombres que son atractivos ante sus ojos, es muy coqueto se lo ganarán enseguida".

San recordó esas palabras y sonrió divertido. Sabía que hacer para poder quedar en el trabajo, por algo es el mejor en lo que hace.

Ambos entraron a la oficina sentándose cada uno en su lugar correspondiente.

—Cuentame, Benjamín...—el secretario mira el documento que tiene en sus manos.—Aquí dice que naciste en Corea pero a los dos años te mudaste a Estados Unidos, ¿cuando volviste y por qué? ¿Sabes hablar coreano?.—formula las preguntas en inglés.

—¿No son temas muy personales como para una entrevista de trabajo?—sonríe coqueto.

—Oh...—ríe.—no cariño, es por precaución no te lo tomes a mal.

—Volví hace cinco años, no hay razón solo quería volver a mi país para quedarme, se hablar en coreano porque a pesar de haber vivido allí mi familia hablaba en nuestro idioma natal.

Despues de unos treinta minutos de charla con el secretario, donde San coqueteaba indirectamente con él y el secretario cayendo redondito, terminó la entrevista.

—Puedes empezar mañana, te llegará un email con los datos. Fue un gusto conocerte espero verte más seguido.—lo despidió en la puerta de la oficina.

—El gusto fue mío, muchas gracias por esta oportunidad.—sonríe haciendo una pequeña reverencia guiñandole un ojo a la vez.

Wooyoung viendo la escena donde San coqueteaba con el secretario rodó los ojos con fastidio, pensaba que estaban alargando todo cuando habia tres hombres más adelante de él.

[...]

Wooyoung al salir del edificio se sacó el saco del traje, colocándolo en su hombro caminando frustrado por la calle donde aquel hombre lo esparaba en su auto.

Entró soltando el suspiro numero veinte, casi, le fastidia la situación pero le fastidia mucho más usar un maldito traje.

—¿Entraste?—pregunta San, divertido al verlo tan frustrado.

—Llevame a casa, me duele la cabeza no soporto más esta situación.—mira hacia la ventanilla.

—Hey...—modula con un tono de voz cálido.—¿qué pasó?.

Wooyoung mira a los ojos a San, mordiendo sus labios pensando en todo y a la vez en nada, harto de tener que seguir a su lado y aguantarse todas las preguntas y cosas que tenía que decirle. Desde el primer día que se volvieron a ver quiere decir muchas cosas pero sacar todo lo que tenia guardado seria incómodo para ambos y mucho más en esa situación, lo sabía.

—Odio coquetear.

Dijo aquello ganándose una carcajada de parte del mayor mientras encendía el auto.

—Pero si coquetear es lo tuyo, deja de bromear.

Wooyoung se quedó en silencio todo el camino donde San varias veces soltaba una burla hacia lo que habia dicho anteriormente.

San lo dejó enfrente del edificio donde vive el menor, volteando la mirada hacia él cuando lo escucha abrir la puerta y quedarse parado en la acera mirándolo.

—Solo coqueteaba contigo porque me gustabas.

Y se fue. Dejando a San con una notable confusión en el rostro, pensando en por qué le decia eso ahora mismo cuando se supone que ambos se olvidaron y superaron, después de dos años.

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Bad romance • sanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora