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   Las luces de aquella mansión estaban apagadas, la noche era demasiada oscura y no habia estrellas en el cielo, era una noche vacía como aquel reino de mafia

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   Las luces de aquella mansión estaban apagadas, la noche era demasiada oscura y no habia estrellas en el cielo, era una noche vacía como aquel reino de mafia.

El gran patio que parece un bosque al estar todo oscuro, se encontraba silencioso ni siquiera un perro habia en ese lugar que siempre era cuidado por mascotas entrenadas.

La seguridad de la mansión era muy grande, nadie podía entrar siquiera a robar una flor porque sería gravemente herido y no saldría del lugar, nunca.

Ambos chicos estaban caminando al rededor de la mansión, solo eran ellos los encargados del lugar. Esa era la noche perfecta para acabar con aquella misión que siempre les daba momentos amargos.

Wooyoung pone su anular en el auricular de su oreja derecha, tratando de comunicarse con San.

—Voy a entrar—San escuchaba la voz agitada del menor.—si pasa algo, algún inconveniente, espérame en la parte de afuera donde da la ventana de la oficina hacia la salida.

San de repente sintió unos nervios justo en el centro de su estómago, el cual fue calmado en segundos, tenía que confiar en el menor, a pesar de todo.

—Recibido.

Wooyoung estaba vestido de negro completamente, con unos pantalones cargo y una camisa manga larga, zapatillas deportivas del mismo color y unos guantes que no dejan huellas en ninguna parte del lugar, así se vestían ambos siempre que tenían una misión de rango alto.

Puso la clave de seguridad que pedía la puerta reforzada de aquella oficina y entró sin hacer escandalo alguno.

Lentamente y sin hacer ruído le sacó el anillo a la granada de humo que tenía en su cinturón, haciéndolo rodar por el piso.

Gracias al humo pudo ver las marcas laser que tenía toda la habitación, era verdad que aquel jefe era muy cuidadoso con lo suyo, si llegara a cometer algún error es hombre muerto a manos de una vieja mafia o si sobreviviera sería expulsado de su organización.

Como no tenía los recursos para apagar esos lásers, los cuales si llegaba a tocar uno... en menos de dos minutos tendría diez pistolas de alta calibre apuntando a su cabeza, decidió volverse de goma si eso fuera posible y esquivarlos a todos con su cuerpo.

Él estaba entrenado para ese tipo de situación y pasó muchas veces por lo mismo, sabia cada truco de aquellas alarmas, sabe donde pisar y en todo caso de un error, como escapar. Pero no importaba, algo siempre podía salir mal.

En menos de cinco minutos Wooyoung había llegado al escritorio que se encontraba en frente de un ventanal gigante que daba hacia la salida.

—Wooyoung, ¿como van las cosas?—pregunta San, ya que no habia escuchado al menor hace mas de quince minutos.

El menor soltó un suspiro agachándose al mismo tiempo para quedar frente al cajón donde se encontraba los documentos importantes que ambos buscaban.

Ahora su trabajo era abrir ese cajón que estaba reforzado y tenía, tanto claves de seguridad como candados, se encontraba un poco nervioso por que no pensaba que estuviera tan protegido aquel cajón, los tiempos no daban.

—¿Me escuchas?...

Wooyoung lo escucha, pero no pensaba contestar ahora donde estaba en juego abrir eso antes de que se acabe el tiempo o morir.

—Wooyoung, yo...—suspira.—lo siento, sé que siempre quieres detalles y explicaciones sobre lo que pasó, pero juro qué cuando terminemos con esto y si es que seguimos vivos, responderé cada pregunta y duda que tengas...

—¿No podías hablar del tema en un momento que no sea este?. ¿Es en serio Choi?...

Sus manos se movían por sí solas, era automático estar en un momento así y él desarmando candados como siempre.

—Lo siento, sé que estamos en una misión y estas arriesgando todo pero me sentí angustiado todo el maldito día, lamento haberte gritado yo...

Las manos de Wooyoung comenzaron a temblar haciéndole imposible poder abrir el ultimo candado que le quedaba.

—Cierra la maldita boca, esto no es nada profesional de tu parte San...—aprieta su mandibula con enojo.

Enojo, por culpa de San y ese maldito candado que no quería abrir. Era el ultimo y después venía el mismo codigo de siempre solo era eso, pero le estaba costando tanto. Nunca había pasado por eso.

—Lo sé, lo siento... Solo que tengo un mal presentimiento.

—Si sigues hablando terminaremos muertos y será culpa tuya, entonces en el infierno te mataré con mis propias manos...—inhala, exhala, y...—¡Sí!—susurró festejando.

Había logrado quitar el candado, la cuenta regresiva estaba en cinco segundos.

1...

—Woo...—se escucha a San llamarlo por el auricular.

2...

—San, cállate de una puta vez.—guardaba todos los documentos en un maletín negro.

3...

San con su aka47 en manos apuntaba al rededor donde había escuchado ruidos, eran pisadas, empezó con uno y ahora se escuchaban como diez personas juntas. Mientras Wooyoung lo maldecía por el audífono.

4...

—¡Wooyoung, tienes que salir, ahora!—gritó.

Los vidrios de aquella mansión se rompieron cuando San comenzó a gritar, las balas se perdieron y él quedó en blanco por primera vez en años.

Wooyoung... ¿gritó?.

 Cualquier falta de ortografía me avisan, hace mucho no hago esto 😟

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Cualquier falta de ortografía me avisan, hace mucho no hago esto 😟.

Bad romance • sanwooWhere stories live. Discover now