Bad romance • sanwoo

12.

  Sus músculos se sienten tensos y duelen, sus manos están atadas fuertemente con una cuerda que le causa picazón y ardor por haber forcejeado por un largo rato.

No quiere abrir los ojos porque la luz que sólo lo ilumina a él es tan fuerte al punto de que sus ojos duelen.

Su boca estaba seca y su garganta ruega por un poco de agua, no tenía idea de cuantas horas estuvo allí pero sentía que durmió una eternidad.

Escuchó los pasos de dos personas acercándose, lo qué provocó que comience a abrir los ojos a pesar de la molesta luz.

—Despertaste, querido San.—su voz es irreconocible para San, no hizo falta que lo mire a la cara para saber que se trataba de él.

Levantó la mirada enfocando su vista borrosa en el rostro del mayor frente a él.

—¿Otra vez tu fea obsesión con tenerme amarrado?—sonríe cínico y algo mareado.

San nota como wooyoung miraba confundido a su padre, claro, él no lo entiende porque nunca estuvo presente a las maldades que le solía hacer ese hombre.

Wooyoung nunca logró ver la verdadera cara de su padre cuando se traba de San.

—Callate, niñito tonto—habló el hombre de avanzada edad.

Seung acercó su rostro al del policía secuestrado, haciendo que este note cuanto le afectó el tiempo en su cara, su cabello completamente blanco y unas arrugas que se notarían desde Japón.

—¿Que haremos hoy Seung?—ladea su cabeza.—¿le contaremos a tu diamante en bruto todo lo que pasó hace tres años?—acerca un poco más su rostro hacia el del mayor.—¿le diremos las verdades que él tanto quiere saber?—finaliza con una sonrisa ladina.

San recibe un puñetazo en su pómulo derecho cuando terminó de hablar.

Pudo notar como los ojos de Wooyoung mostraron preocupación ante el golpe, pero no se movió de su lugar, solo conectando miradas con él. También viendo lo nervioso que se encontraba el menor de los tres al escuchar la conversación de su padre con su ex pareja. ¿De qué se había perdido?.

—Eres un hijo de puta. Nunca paras de abrir tu boca para soltar mierda, ¿verdad?—carcajea el viejo.—al parecer las cosas no cambian en solo tres años.

Wooyoung golpeaba con su pie el suelo causando un ruido insoportable para San, pero entendía que el menor se encontraba nervioso. No todos los días ves esa cara de tu querido padre.

—No sabía que a las verdades ahora se le llaman así, gracias por el dato, Seung...—asiente con la cabeza.—dime, ¿qué haremos el día de hoy?.

San solamente hablaba para distraer al viejo y que este no sepa de sus verdaderas intenciones.

—Por lo visto estas algo emocionado, San...—relame sus labios con una sonrisa burlona en ellos.—hoy sabrás la razón del por qué estás aquí y el por qué acepté que Wooyoung comparta una misión contigo.

San carcajea sarcásticamente antes de hablar.

—¿Para obtener más dinero? o...—levanta la mirada como sí estuviera pensando.—¿porqué es el unico hijo que te queda?—lo mira fijamente a los ojos.—a decir verdad no me sorprendería que me cuentes qué asesinaste a tus otros dos hijos.