🐺 41🦊

383 91 10
                                    

ADVERTENCIA Lenguaje vulgar y violencia moderada.

Krist

Mi vida realmente era una mierda.

No quería volver, no cuando sé muy bien que la pasaré incluso peor que hace un tiempo atrás.

Mi mirada escaneó la habitación que alguna vez me perteneció apenas desperté hace ya media hora. El horror, el miedo, la impotencia de la situación me tenía viendo un punto en específico en la pared. Es como si estuviera perdido, aunque, de cierta forma estaba completamente solo en una manada a la que alguna vez pertenecí, porque ahora, realmente no sabía a donde pertenecía.

Pertenecemos con nuestro alfa.

Una sonrisa triste se formó en mi rostro, porque, por más esperanzas que guardara, estaba más que convencido que Singto no iba a volver, ya no.

Ahora, justo en ese momento me encontraba arrinconado en una esquina de la cama, mis piernas estaban contra mi pecho mientras las apretaba con mis brazos, una realmente lamentable posición fetal.

Por la ventana veía claramente como el sol se ocultaba lentamente dando paso a la noche. Una oscura y fría noche, así como la fría habitación en la que me encontraba, pues todo parecía tan desconocido y aterrorizante, la llegada de la mañana solo me alteraba de manera exorbitante, pues no sé qué querrán hacer conmigo o incluso como van a humillarme.

No pude dormir, tampoco lo intenté, incluso fui hacia la puerta con intenciones de salir, pero vaya sorpresa que me llevé al comprobar que la puerta y la ventana se hallaban aseguradas. Se tomaron la molestia de reforzar el lugar por si intentaba escapar. Para ese momento solo me puse a llorar.

Esa horrible opresión en el pecho, la sensación de abandono juntando la creciente ansiedad que me provocaba el lugar terminaron por quitarme la respiración momentáneamente, el llanto del cual ya estaba harto no cesó y tampoco las ganas de morir en esos momentos. Me iba a volver loco en ese lugar.

¡Alfa! ¡Por favor alfa ayúdame!

Mi omega no dejaba de llamar a Singto, no dejaba de pedir por él con la esperanza de ser salvado como la última vez, él no perdía la esperanza, él todavía creía que Singto iba a volver, yo por otro lado, yo... yo solo quiero acabar con todo esto.

-Tengo miedo, por favor... Por favor ayúdame amor-Dije mirando hacia la luna, esperando a que mis plegarias fueran escuchadas por la única persona a la cual he amado-Por favor ven... No voy a poder hacerlo solo ésta vez- Dije cuando una solitaria lágrima se resbaló por mis mejillas.

Así pasé la noche, matando mi cabeza, atormentándome y lamentándome por todo, pues aquella vocecita que hacía un tiempo me hizo la vida imposible poco a poco estaba volviendo, terminando por destruir todo lo que logré construir con mis P's. La poca fortaleza que me quedaba se fue cuando el amanecer llegó y una hora después de que el sol brilló y la puerta se abrió, sentí mi cuerpo temblar y volverse más diminuto de lo que ya me sentía ante la arrogante mirada que Godx me daba.

Se supone que yo debía ser fuerte, valiente, pero no puedo ser aquello cuando sé lo que va a pasar conmigo.

-Krist-Dijo con voz fingidamente cordial-Es bueno ver que despertaras.

Yo por mi parte no respondí nada, solo estuve en un completo silencio, casi queriendo ignorar que cerró la puerta tras suyo y se acercó medianamente hasta donde me encontraba. Mi cuerpo se tensó cuando deslizó sus dedos por la correa que llevaba puesta hasta quitarla.

-Sabes algo omega-Dijo acercándose y jugando con la correa entre sus manos-De ahora en adelante exijo respeto- Quise apartarme cuando quedó enfrente mío y su izquierda tomó con fuerza mi cara, obligándome a mirarlo-De ahora en adelante soy tu dueño pequeña perra, o ¿mejor debería llamarte puta? porque eso lo que eres, una maldita puta asquerosa.

𝕊𝕠𝕝𝕚𝕥𝕒𝕣𝕚𝕠 (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora