🐺 24🦊

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Los rayos de sol se dieron paso en aquella habitación, dónde dos amantes se encontraban durmiendo plácidamente, disfrutando del calor que cada uno se brindaba.

Krist se encontraba acurrucado en el pecho del alfa, mientras Singto abrazaba casi que posesivamente el cuerpo del Omega.

El aroma a madreselva y ámbar se palpaban fuertemente en el ambiente, pues, ahora la pareja se había unido en alma y cuerpo dando así pasó a ese lazo que lo uniría eternamente.

Singto abrió los ojos lentamente, su cuerpo estaba tan relajado como hace años no lo sentía, y como no estarlo cuando entre sus brazos se encontraba la razón de la que ahora era su felicidad. Ese chico hizo que ahora su vida le pertenezca y no solo eso, Krist había logrado todo el amor que el alfa alguna vez pudiera darle a alguien.

Tal vez se debiera por el recién acople, pero Singto sentía que no podría soltar a Krist por un tiempo, pues la necesidad de protegerlo palpaba su mente y su cuerpo reaccionaba.

¿Acaso podría esto mejorar?, la felicidad que le costó sentir en mucho tiempo, la obtuvo al conocer a aquel zorrito.

Por su parte, Krist se encontraba demasiado cómodo en los brazos de su alfa. Aquello sonaba tan bien, tan perfecto y sobre todo, tan irreal.

El castaño había descubierto que su nuevo lugar favorito era el cuello de Singto, ese aroma era todo lo que necesitaba para calmarse y nadie lo iba a separar de ahí.

Había acabado de despertar debido a los suaves toques que Singto realizaba en su espalda, era muy relajante y por poco y sentía ronroneos salir de su sistema.

-Buenos días Omega.-La voz de Singto en las mañanas era bastante ronca, y no iba a negar que le encantaba.

-Buenos días Alfa-Respondió sacando su cabeza del pecho de Singto, para después regalarle una sonrisa.

El cabello de ambos era un desastre, pues con solo verse soltaron a reír por el divertido aspecto que ambos tenían.

Los recuerdos de la noche llegaron al Omega, quién al instante se sonrojó y sintió vergüenza de sí mismo, no iba a negar que fue la mejor noche de su vida, pero aun así, fue su primera vez y le daba vergüenza haberse mostrado de aquella forma tan cambiante a su alfa.

Por lo general sus celos siempre eran así, su carácter se volvía un remolino y podía estar muy mimoso y al momento muy demandante para después pasar a ser un manojo de lágrimas pidiendo atención, y por cómo se comportó en la noche se dio cuenta que la parte pervertida salió a flote.

-¿Estás bien bebé? Te siento nervioso.- Oh... El lazo, había olvidado que estaba marcado.

-Si... Yo... Ehm... Claro ¿por qué no?- Dijo de una forma para nada convincente.

De repente el rostro del alfa se volvió serio y Krist pudo intuir que tal vez se había molestado, y él no quería eso.

-¿Te estás arrepintiendo de todo?- Preguntó en un tono que el Omega no supo diferenciar.

-¿A qué te refieres Sing?

-Digo... Sé que no hice lo correcto al marcarte sin tu consentimiento, pero yo de verdad quiero que todo funcione entre nosotros Krist, no seré más el alfa estúpido que te hará dudar, ni tampoco dudará en demostrarte todo lo que siente. Tal vez no fui lo suficientemente claro anoche, pero yo de verdad lo quiero todo contigo.

Krist quedó mudo ante lo recién dicho, y es que, aún no podía creer que el alfa de verdad estuviera dispuesto a todo, y aunque todo le quedó claro en la noche, al parecer ambos tenían temas diferentes que pasaban por su cabeza.

𝕊𝕠𝕝𝕚𝕥𝕒𝕣𝕚𝕠 (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora