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Yo.. Yo puedo -

Una pequeña de cabellera blanca, trataba con todas sus fuerzas de controlar su poder, sus ojos y su cuerpo estaban muy cansados.

Pero aún así no se rendía, seguía trabajando e intentándolo muchas veces.

Papá - susurro recordando el cuerpo de su padre. Su pierna y su ojo faltantes eran algo que deseaba cambiar

Ver a diario como su mamá siempre estaba atento a su padre, como lo ayudaba a caminar, como lo ayudaba acostumbrarse a su nueva condición.

Como sus hermanos debían de hacer que su papá se sentará en uno de los sillones para que los cargará.

La motivaba cada día más.

Le dolía ver como su padre se angustiaba y desesperaba al no poder ayudar a sus pequeños cuando se atoraban en las cortinas o en los muebles de la casa, pues al levantarse se caía al suelo y no podía ayudarlos

Podía ver que su padre se desesperaba cada día, que se sentía inútil y una carga. Pues eso lo entiendo en aquella noche, en donde su padre le grito a su madre.

Se había asustado al escuchar todos esos gritos, no quiso salir cuando él silencio reino en la casa, pero los sollozos de sus hermanos la hizo ir con su madre.

Él les explico que su papá estaba pasando por un mal momento y que no debían de molestarse con él, pues no había tenido el momento para poder desahogarse.

Pará su alivio, esa misma noche, su mamá tuvo la gran idea de llevarlos a todos al cuarto en donde, según las teorías de su mamá, el ronroneo de sus hermanos ayudarían a su padre a relajarse.

Pero cuando izuku los estaba colocando sobre el cuerpo de su padre, este se despertó llorando, y de inmediato abrazo a su madre.

Pidiéndole perdón cientos de veces.

Ahí se dio cuenta de la desesperación de su padre, y por ello quería ayudarlo.

Quería utilizar su poder para que nada de eso vuelva a suceder y que todos puedan a vivir felices para siempre como en esos cuentos de hadas que le dan para leer.

Vamos Eri chan, es hora de descansar-

Pero Mirio.. Yo.. Yo -

La pequeña bajó la cabeza, apretando los puños, algo que al rubio lo hizo sentirse mal.

Debes de descansar, si te sobre esfuerzas podrías lastimarte - acarició la cabeza de la pequeña y le dio un beso en la frente - ya has avanzado mucho, ahora mereces descansar

La pequeña eri sonrió ante esas palabras, iba a agradecerle pero el sonido de unos pasos la detuvo.

Me alegra que estés bien -

Eri observó a yamikumo, el cual estaba vendado de los brazos, ese chico también había peleado, y se había lastimando, pero no tanto como su padre.

Desvío su mirada hacia el rubio, el cual veía la pared como si fuera lo más interesante del mundo. Aquello no le gustaba, podía sentir la separación en ellos.

Ho.. Hola Mirio -

El rubio suspiro, tratado de controlar sus sentimientos - Hola, me alegra ver que ya te has recuperado.

Si, aunque sigo algo lastimado - bajo la cabeza sonrojado, al menos el rubio si le había contestado.

Eri, porque no vas por tus cosas, te llevaré a casa - acaricio la cabeza de la pequeña.

Mi Gato - aizawa x dekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora