Una Casualidad en Una Noche por la Ciudad

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Era de noche, y, con poco que hacer, opté por explorar los rincones de la ciudad. Curiosear por las calles sonaba mucho mejor que simplemente aburrirme en las paredes de mi casa. Fue entonces cuando el sonido de la música irrumpió en mi camino, acompañada de versos y cadencias, de rimas e intercambio de palabras; era lo que parecía ser dos personas teniendo una batalla de rap, y era fácil de deducir por el beat de fondo y sus tempos, pero era confuso; uno de los participantes andaba rapeando normal ¿Por qué el rival solamente estaba repitiendo lo que el primero decía? No parecía muy lógico y no lo comprendía del todo, pero aún así sonaba divertido.

El sonido venía de cerca del metro, así que me fui acercando poco a poco por detrás de unas cajas, agachada. Esa zona ha estado en construcción por un largo tiempo, por lo que son cajas de madera realmente grandes y pesadas ¿Por qué no hay algo que las proteja de robos? Quien sabe. La ciudad no siempre es muy sabia, después de todo.

Solo quería observar un poco por lo que mantenía mi respectiva distancia; aún así me asomé, desde atrás noté la presencia de una chica linda de rojo encima de unos parlantes o amplificadores grandes, no los identificaba muy bien ¿Cómo los trajeron? Se ven realmente pesados, y muy apenas pude ver a aquellos dos raperos: uno tiene el cabello azul adornado de una gorra roja, pero el otro solo tenía de distintivo su cabello frondoso naranja. No era comprensible si realmente se atacaban o solo estaban divirtiéndose, aunque eso segundo sería algo nuevo pues jamás había visto una de estas batallas ''respetuosas''. 

Poco tiempo pasó para que acabase, pero debía admitir que ese ritmo era bastante pegadizo, pues mi mente no paraba de repetirlo como si de un estéreo se tratase, y más aparte tampoco me quedó claro quien perdió, pero fue un buen rato nuevo y ameno. Pero en un abrir y cerrar de ojos, y sin que me diese tiempo a pensar siquiera, aquel chico de cabello azul y aquella chica de pelo largo se veían a lo lejos, yéndose ¿a dónde demonios se fue el enorme amplificador? ¿acaso se lo metieron en el bolsillo? No, eso no tiene sentido. Pero estaba ahí ¿qué pasó? Ni siquiera podía procesarlo ni aunque lo intentase.

Tal vez fue por estar distraída en mis pensamientos que me levanté en confusión, y eso no hubiese sido problema alguno si no fuese porque en seguida aquel chico pelinaranja se alertó, y con un arma enorme que ni podía estar segura de que fuese falsa o regulada me empezó a apuntar. Si era un chiste, no tenía gracia alguna, pero es Filadelfia y eso no era nada alentador, saber eso solo empeoraba mi palidecimiento, pudiendo jurar que estaba más blanca que la pintura de la pared de una clínica.

—¡¿Quien eres?! — exclamó imponente, tenía una voz algo grave, un movimiento errático y brusco.

—¡Lo siento! ¡N-no quería molestarte! ¡Ya me largo! — No solo mi cuerpo estaba temblando, también mis labios y por tanto el no tartamudear era imposible. A duras penas podía hablar sin sentir que me iba a desmayar en ese sitio, y el mismo pensamiento venía a mi mente una y otra vez "¿por qué este chico tiene un arma? ¡Se que es Estados Unidos, pero se ve demasiado joven!... Ok, eso nunca fue excusa."

—¡PREGUNTÉ QUE QUIEN ERES!

Aquel chico alzó bastante la voz, tanto que tranquilamente pudo haberse hecho daño en la garganta. Era raro, extraño, no se veía aterrorizado, asustado o algo; todo lo contrario: se mostraba seguro, pero su voz era de estado de alarma.

—¡Soy _____! ¡Prometo irme, lo siento!

—¡¿QUÉ VIENES A HACER?!

-¡SÓLO QUERÍA ESCUCHAR, FUE UNA CASUALIDAD, LO JURO!

El chico armado permaneció en silencio, dejando de apuntarme directamente, subiendo el arma mas no soltándola.

"Será mejor que no pregunte por el arma", pensé, "no siento que sea inteligente salir corriendo."

En nerviosismo por el peligro que mi vida corría, sólo dije lo primero a lo que mi instinto se le ocurrió.

—¿Hay más batallas así? — Pregunté intentando mantener la calma y no mostrarme nerviosa, distrayéndome.

—¿Qué? 

 Realmente no es muy expresivo.

—Te escuché cantar... Te llamas... ¿Pinco? Cantas... Bien ¿Cantarás otra vez alguna vez? — "Intentar adularlo tal vez sea buena opción" pensé.

Sin embargo me acorraló contra una de las cajas, con tanta ferocidad que cualquier presa habría sufrido de un infarto en el proceso.

—Escúchame, niña — gruñó el pelinaranja aún armado. — ¡Lo que YO haga no te interesa!

—...—Mi silencio fue completo, igualmente ¿qué iba a decir?

—¡Y ME LLAMO PICO! — Gritó mientras se alejaba de poco a poco y volteaba a ver a otro lado, cómo si estuviese vigilando que nadie llegase.

—... ¿Y los parlantes?— Mencioné mientras me alejaba de la caja en la que me acorraló como si de una pared de clavos se tratara.

Ante mi pregunta sólo volteó a verme de nuevo, con el ceño fruncido, pero la ceja levemente arqueada.

— Los que estaban acá... ¡Eran grandes! ¿Cómo se los llev-

Pico me interrumpió.

—¡Hazme el favor de dejar de preguntar estupideces, maldita sea!

—¡Vale, me voy, me voy!

Retrocedí poco a poco para irme por donde vine, con el deseo de irme corriendo a mi casa; el chico volvió a apuntarme, por lo que instintivamente levanté los brazos en silencio. Él tampoco dijo nada, solo hizo un gesto con el arma para que siguieses caminando, hasta que por fin quedé fuera de su rango visual.

Vaya noche, ¡sólo me quería divertir un poco y terminé siendo apuntada por un demente con armas! "¿Por qué se veía tan paranoico? Vaya locura lo que está pasando con las drogas en este lugar...Una persona así no debería llevar armas... Maldito seas, Yu-Es-Ei.", pasó por mi mente ese pensamiento con un suspiro pesado siempre vigilando mis espaldas. Estaba tan agotada por la drena de energía de la situación que si esto no servía para quedar rendida en la cama esta noche, entonces no comprendía nada ya.

Llegué a tu apartamento para pasar y tirarte en mi cama, pero solo me quedé pensando sobre lo que acababa de ocurrir mientras me tiraba en mi sofá, lo extraño y surreal de los hechos...  Ninguna historia de las que había escuchado se igualaba. "Tal vez quitando lo de las armas, fue una buena noche. Pero sin las armas no hubiese ocurrido nada... ¿no? No me hubiese hablado...". Era simplemente absurdo, como un sueño extraño. Pero hey, fue tal vez el viernes por la noche más interesante que jamás haya tenido.

LIKE A BULLET THROUGH MY MIND (PicoxT/n) [FnF]Where stories live. Discover now