Capítulo 15 - Disturbio

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Me quedan un par semanas para terminar la primera parte de la universidad, eso significa época de exámenes, y eso significa estrés. Sin embargo, no he estado pensando en eso. De hecho, la realidad es que Pico ha venido a mi casa debido a que cada tanto lo invito a comer, hemos jugado, hablado y reído cómo si nada. De vez en cuando se burla de mí por mi confesión hacía él, pero nunca es molesto o incómodo puesto a que no abusa de ello. Me siento mucho mejor ahora que él sabe cómo me sentía, pero no he dejado de quererlo. Sus ojos, su sonrisa, sus burlas. Todo eso de él me alegra cada vez que estoy a su lado.

Me hace feliz trasnocharme hablando con él incluso si eso llega a afectarme en la mañana siguiente, y este fin de semana acordó en comprar cosas para pasarla bien hasta altas horas de la noche, esa fue la idea que él tuvo tras yo decirle que pronto iba a tener que poner mi atención al máximo a los libros que suelo leer y a los cuadernos en los que suelo escribir.

Ya no quería seguir escuchando a los profesores hablar de lo mucho que teníamos que estudiar para sacar buenas notas en los exámenes, aquellas palabras cansinas salir por sus bocas solo me aburrían más y más. En mis momentos libres esperaba a que Pico estuviese desocupado para poder escribirle y quedar en comprar las cosas para hoy viernes y lo que sería de mañana. Si en su defecto no estaba disponible, con mis compañeros yo hablaba, me invitaban a sus planes. Era extraño para mí rechazarlos, se sentía raro, era algo que nunca hacía.
Me preguntaban que quien era el chico que a veces esperaba por mi fuera del plantel, que por qué se comportaba así, por qué llevaba armas encima y si acaso era un novio o algo por el estilo.

Qué chismosos.

Finalmente volvió a estar disponible y empezamos a conversar. Ya habíamos planeado prácticamente todo, íbamos a encontrarnos en el camino y él ya habría comprado la mitad de las cosas. Pero siempre que sonreía viendo el celular, algunos de mis compañeros con los que mejor me llevo empezaba a bromear al respecto. " 'Ta celoso." me respondió Pico cuando le comenté al respecto. Esa respuesta puso mis nervios a flor de piel ¿era algo que le preocupara?

Escribí los últimos puntos que requería en la clase final del día, y apenas el reloj marcó el minuto restante para culminarla salí rápidamente del aula y de ahí directamente salir de la institución.

Tenía el paso poco acelerado, sabía que nos íbamos a encontrar en cualquier momento así que no tenía necesidad de apresurarme.

Me sentía inquieta, supuse que era por la ansiedad y emoción por lo de iba a pasar. Pero poco a poco era más incómodo. La calle estaba prácticamente sola, los chicos de mi universidad, los pocos que vivían por acá, se habían ido a otra parte como sus planes lo dictaban. Eso no lo mejoraba en lo absoluto. Aún así intentaba mantener la calma.

Pero estaba en lo correcto al sentirme así. El mismo auto negro con las ventanas ahumadas ya había pasado varias veces por ahí. Dos veces eran casualidad, tres no era tan probable. Sin embargo nada había pasado, tal vez solo se equivocó o hacía tiempo esperando a alguien. Incluso si creí haber visto ese auto antes, no me sonaba de nada. ¿Tal vez lo habría visto en la universidad? ¿Habrá sido algún compañero mío?

Seguí caminando un poco más, y de la nada desde mis espaldas sentí unas manos posarse en mi cara. Mi pensamiento por milisegundos fue que era Pico intentando asustarme de nuevo, pero para cuándo me di cuenta ya era tarde. Pensé en correr, pero fue en vano, me había atrapado quien supuse era mujer que nunca había visto; bastante delgada pero grande que había salido del auto. Ni ella ni yo soltamos ninguna palabra, en mi caso porque cubrió la boca con su mano. Intenté morder pero parecía no servir para absolutamente nada, tenía guantes demasiado gruesos. Solo seguíamos forcejeando y cada que podía gritaba por ayuda. Utilicé el peso de mi bolso a mi favor, para tener una mayor resistencia contra su afán de llevarme a quien sabe dónde. ¿Dónde demonios estaba todo el mundo?

—¡Rápido, súbela!— Escuché decir por parte del conductor, pero a decir verdad no sabía si era un hombre o una mujer.

No importaba cuánto patalease, si bien no era inútil, no me libraba. Intenté pisarle el pie y darle con el codo en la boca del estómago, pero mi mochila me entorpecía. Fui perdiendo fuerza poco a poco, ya no sabía qué hacer, jamás creí vivir este drama. Lo único que pensé fue en crear más tiempo, con suerte Pico llegaría. Deseaba que lo hiciera.

"Por favor, nota que me estoy tardando", "por favor, sé tan puntual como siempre", "búscame para adelantarte y burlarte de mi" pensé y pensé una y otra vez. Los segundos pasaron como minutos, y estos como horas; la persona que iba al volante se bajó, iban a llevarme.

Finalmente ví a alguien en un apartamento llamando desquiciadamente a la policía apenas vio la situación, pero ya no iba a servir de nada, eso era lo que pasaba por mi mente. Dudo que el vehículo tenga placa qué denunciar, dudo que alguien pueda ayudar.

De pronto, unas cuantas personas aparecieron de los edificios que nos rodeaban en esa calle, pocos se acercaron, bastantes tomaron suficiente distancia como para dejar algo de libertad a los otros. Estaban causando un escándalo y arremetiendo contra las personas dueñas de aquel vehículo, los cuales ya me habían soltado. Estaban intentando escaparse. Me impresiona la falta de armas en esta situación, supongo que se planeaba un crímen limpio.

Entre todas las personas que había, noté una mano firme, pesada posarse sobre mi muñeca; me estaban jalando de nuevo, pero esta vez esa persona era Pico. Me tomó rápidamente y me alejó de la multitud, de un tirón junto a mis cosas. Y de un momento a otro me di cuenta de que él había desaparecido de mi simple vista. Cuando giré la mirada, mis ojos pudieron captar al vehículo alejarse a alta velocidad, pero Pico con armas en mano estaba enganchado a él.

Mucha gente me veía, me rodeaba, y la policía había llegado. No tardaron mucho, solo no los llamaron a tiempo. Los que estaban lejos me preguntaban si yo estaba bien, si necesitaba algo, si me habían hecho algo más. Me notaba ansiosa, pálida. La policía me preguntó los hechos y detalles de lo ocurrido, apenas y supe responder. Me invitaron a llevarme a mi casa si lo necesitaba, pero no lo acepté. Cuando todo el mundo se fue, me di cuenta de que mi bolso estaba en el suelo junto un par de bolsas con todo lo que había acordado con mi compañero pelirrojo. Tomé las cosas y me fui directamente a mi casa.

No podía evitar ver a todos lados sintiéndome incomoda cuando la calle estaba sola. Pero no podía parar de preguntarme ¿Y ahora dónde está Pico?

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