Capítulo 4

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Camila dejó que Lauren se adelantara mientras corrían. No porque estuviera cansada, sino porque quería mirarla. Desde que se le ocurrió la idea de añadir sexo a su relación, Lauren había dejado de ser solo Lauren.

Esa mañana se había sobresaltado al ir a buscarla a su casa para iniciar la carrera de los domingos. Llevaban años haciendo lo mismo. Primero corrían por el parque, luego iban a la casa de la ojiverde a darse una ducha rápida, desayunar y leer con tranquilidad el New York Times. Luego quedaban para comer en el Brodway Diner con todo el grupo. Se permitía la presencia de invitados que hubieran pasado la noche con cualquiera, pero casi siempre eran ellos seis. A menos que Lauren estuviera de viaje. O Normani una obra teatral. Pero casi siempre los domingos eran iguales. El hábito era tan cómodo como una camisa vieja. Al menos así solía ser.

Pero ese día, cuando Lauren le abrió la puerta, el primer pensamiento de Camila había sido sobre sexo. Había sido increíblemente consciente de su cuerpo. Era un increible cuerpo. Su cabello rebeltemente enredado que la hacía lucir aún más atractiva de lo usual. De hombros y cintura estrecha. Su piel palida incrementaba su atractiva figura. Era esbelta, fuerte y alta.

Luego notó su cara. Una cara que consideraba tan familiar como la suya propia. Pero algo era distinto. Su percepción había cambiado, aunque realmente no entendía por qué. Lauren siempre había sido guapa. Aunque eso no era lo importante sobre ella. Podría haber sido fea y aún así la habría querido. Sin embargo, ese día su aspecto tuvo un impacto que la sorprendió. Era como si la viera por primera vez.

Su cabello oscuro, completamente enredado, le iba a la perfección. Siempre había admirado sus ojos. Eran verdes, igual que los de un felino. Mucha gente pensaba que llevaba pupilentes de color. Lo que no entendía era por qué no se había fijado antes en sus pestañas. Eran ridículamente largas. Deberían ser suyas, no de ella.

Luego, por supuesto, estaba su boca. Su sonrisa siempre le había causado un gran placer, pero nunca había analizado el porqué. Tenía una de las diez mejores bocas que había visto. Unos labios perfectamante moldeados sobre unos dientes blancos. Se trataba de una boca que daban ganas de besar. Todos esos años y no se había dado cuenta hasta entonces. Bueno, salvo por el primer año en la universidad. Entonces había pensado mucho en su aspecto. Pero nunca daban la impresión de estar disponibles al mismo tiempo, por lo que se había obligado a no pensar en ella de esa manera. Cuando ambas quedaron libres, ya se habían hecho amigas. Y en ese momento, cuando pensaba en ella de esa manera, la sorprendía que no hubiera ocurrido años antes.

Ok, y esa casi visible cicatriz en el ojo, pero, de algún modo, eso incrementaba su encanto.

Tal vez... también lo que había más abajo... entre sus piernas.

En conjunto, se trataba de un espécimen notable. ¿Quién lo habría pensado?¿Lo había dado por hecho todo ese tiempo? No le extrañaba que todo tipo de mujeres la invitaran a salir. Inteligente, atractiva, amable y divertida, era todo lo que una persona podía desear en una amiga. Y en una amante.

— Eh, ¿qué sucede?

Se sobresaltó al oír las palabras de Lauren. Había quedado tan inmersa en sus pensamientos que la ojiverde había reducido la marcha hasta andar. La miró con las manos en las caderas y la frente arrugada.

¿Amor, amistad o sexo? (Camren G!P Fanfic)Where stories live. Discover now