Capítulo 24

37K 1.7K 68
                                    

La madre de Lauren sonrió distraída cuando su hija se reunió con ella en su mesa de siempre en Jean George, el restaurante de la Torre Trump, donde los platos eran más pequeños pero los precios no. Clara había llevado la bolsa grande, a su lado en una silla. En su interior había un perro, siempre que se pudiera llamar perro a algo tan diminuto. No iba a ninguna parte sin César, y los restaurantes no eran una excepción. En todos los años que Lauren había cenado con ella, jamás había oído que el animal emitiera un sonido.

—¿Cómo estás, cariño? —saludó Clara, besando el aire cerca de su mejilla.

—Bien, mamá. ¿Y tú? —se sentó y buscó con la vista al camarero, ansiosa por pedir su primera copa. Por lo general, en los almuerzos con su madre tomaba dos copas, aunque cuando la situación se complicaba, llegaba a tres. Esperaba que no se complicara.

—Estoy un poco enfadada contigo —frunció el ceño e hizo un mohín con los labios pintados de rosa.

Clara se mostraba tan meticulosa como siempre, con su maquillaje perfecto, el traje rosa de Chanel y los diamantes sin los que nunca salía. Uno en cada oreja y otro en una cadena de oro alrededor del cuello. Lauren estaba convencida de que dormía con ellos.

—¿Por qué? Soy una hija perfecta.

—No lo eres. Eres muy mala, y lo sabes.

Suspiró, deseando que el camarero saliera de su escondite. —El hecho de que no me muestre entusiasmada con tu último novio no significa que sea mala. Solo prudente. Vienen y van a tanta velocidad que si no tengo cuidado puedo recibir un latigazo.

—¿Lo ves? De eso hablo. Ni siquiera conoces a Pierce, y lo menosprecias delante de mí.

—¿Pierce?

—Es francés.

—Dios, eso espero.

—También me ha pedido que me case con él —comentó ella con los labios fruncidos.

—No. Por favor, no. Madre, vive con él si es necesario, pero no te cases.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque te he visto hacerlo cinco veces. ¿O son seis?

—Pierce será el último.

—Dijiste eso con David —meneó la cabeza con pesar—. Y con Harold. Y con todos los demás.

—En esta ocasión es verdad.

Llegó el camarero y Lauren escuchó cómo su madre pedía los escalopines, una ración de foie gras y un Martini con dos aceitunas. Cuando el joven se volvió hacia ella, Lauren decidió que ese viernes se lo veía demasiado ocupado como para arriesgarse a perderlo otra vez, de modo que pidió tres Manhattans. Y también un sándwich club. Pasó por alto el gesto altivo del joven y la mirada de desaprobación de Clara. Un anuncio de boda era motivo más que justificado para un almuerzo con tres copas. Por desgracia, al ritmo que se casaba su madre, sería una alcohólica antes de cumplir los cuarenta.

¿Amor, amistad o sexo? (Camren G!P Fanfic)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora