Capítulo 13

45.5K 2.1K 88
                                    

Bebió sin dejar de mirar cómo Camila se lleva el cristal a los labios, hipnotizada por el movimiento de su garganta. Bajó los ojos a los montes exuberantes de sus pechos, tan prominentes por el nuevo sujetador. El impulso de tocarla creció hasta que le dolió tanto que tuvo que alejarse.

Ocupó las manos en sacar las cosas que utilizaría en el momento y la mente para recitar las estadísticas de bateo de Babee Ruth. La condición dolorosa de su entrepierna se mitigó con la actividad, por lo que suspiró al dirigirse al baño.

— ¿Quieres irte a la cama ya?— musitó la castaña justo cuando llegaba la puerta.

Todos sus esfuerzos se fueron. Al instante se excitó, dolorosamente consciente de la proximidad de Camila y de su propio deseo.

— Claro— dijo con lo que esperaba fuera un tono casual—. Salgo en un minuto.

Cerró la puerta, fue al lavabo y abrió la llave. Pero no se lavó. Se contempló en el espejo. La imagen no se veía muy clara en la oscuridad del cuarto, pero fue capaz de verse los ojos. Sí, parecía tan desesperada como se sentía. Era distinto de cualquier ocasión anterior, con cualquier otra mujer. Ni siquiera la primera vez había estado tan llena de ansiedad. Una parte de ella quería cancelarlo todo y volver a Nueva York, pero otra parte, la más baja., no quería otra cosa que tenerla en sus brazos. Descubrir todos sus secretos. Cumplir un deseo antiguo ya.

Se inclinó y se mojó la cara. Esa noche el truco iba a radicar en escuchar, en prestar cuidadosa atención y dejar que Camila llevara el ritmo. Necesitaría un esfuerzo sobrehumano, pero debía ser de esa manera. Si Camila cambiaba de parecer en cualquier fase del juego, le sonreiría. y le diría que no pasaba nada. Lo más importante era su relación global. Bajo ningún concepto pensaba marcharse de esa posada con alguna tensión entre ellas. Lucharía por su amistad y ganaría. Sin importar que fueran amantes o no.






 

Camila sacó el camisón de la maleta. Era negro, largo hasta los pies, con encaje alrededor del corpiño... era el camisón más bonito que jamás había tenido. La hacía parecer exótica y sensual, y sabía que a Lauren le iba a gustar mucho. La cuestión era si se hallaba preparada para que lo viera.

A pesar de la maravillosa habitación, del fuego y del champán, aún la dominaban las dudas. Se había convencido de que en cuanto llegaran, en cuanto cruzaran el punto de no retorno, todas sus inseguridades y temores iban a desaparecer.

No había sido así.

Si pensara que lo único que iban a hacer era charlar y acurrucarse, sería la mujer más relajada Pero no era eso. Era una cita de sexo. El sexo era bueno. Ella había escuchado que el sexo entre amigos era aún mejor. Y con una amiga cómo Lauren era lo máximo. Entonces, ¿cuál era el problema?

Dobló el camisón sobre el brazo, sacó el pequeño estuche con el maquillaje y lo depositó en la cama. No iba a necesitar nada más, de manera que cerró la maleta y la guardó en el armario.

Cuando se abrió la puerta del baño Camila respondió a su propia pregunta. Su problema no radicaba en tener sexo con Lauren, sino que Lauren tuviera sexo con ella.

Con anterioridad había estado nerviosa por hacer el amor, pero nunca de esa manera. Antes jamás había tenido mucho que perder si las cosas no funcionaban. Pero, ¿y con Lauren? ¿Y si no se excitaba en cuanto se metiera en la cama? ¿Y si detestaba el modo en que ella besaba? ¿Y si era demasiado ruidosa y eso enfriaba a la ojiverde?

¿Y si se largaba y la llamaba desde Nueva York?

Era demasiado tarde, Lauren le sonrió e indicó el baño.  — Es todo tuyo.

¿Cómo podía estar tan tranquila? Parecía como si para Lauren fuera una noche más, sin nada en juego. ¿No le importaba que todo pudiera cambiar?

Lauren se dirigió a la cama al tiempo que coemnzaba a levantarse la camiseta. Camila entró en el baño y se apresuró a cerrar la puerta con su espalda pegada a la madera.

Se estaba desnudando. En ese preciso instante. Abrió los ojos al darse cuenta que ella misma se iba a desnudar en ese momento también.

El baño era grande y la bañera parecía espaciosa. Quizá pasara la noche allí.

No. No, no, no. Fue ella quien se lo había pedido. Prácticamente la había tenido que obligar a hacerlo. Ya no podía echarse para atrás.

Antes de cambiar de parecer se quitó la ropa y arrojó la camiseta y los jeans sobre el borde de la bañera. Luego se desprendió del Wonderbra, y en el acto vacilo para ponérselo. Dios, se sentía tan extraña sin él. Sin embargo, no podía ponerse el sujetador con el camisón. Lauren lo notaría.

Se pasó el camisón por encima de la cabeza y luego se quitó la parte de abajo. Despacio, se volvió hacia el espejo para observarse. No estaba mal. Se la veía bien. Jamás aparecería en la portada del Vogue, aunque tampoco debía cubrirse la cara con una bolsa de papel.

El satén negro hacía que su piel pareciera delicada y suave. El encaje alrededor del corpiño acentuaba sus pechos. Se pasó las manos por las caderas. Todo iba a salir bien.

Sacó el cepillo de dientes y el enjuague bucal. Luego vio el cepillo de dientes de Lauren, aún húmedo, encima de sus utensilios para lavarse la cara. Lo había visto cientos de veces en el baño de su casa. Y nunca le había dado importancia. Pero en ese momento parecía el colmo de la intimidad. Lo había usado para tener un aliento fresco cuando la besara. Tenía que hablar con Dinah o Normani, tal vez con Ally para saber qué demonios hacer. ¿Dónde estaba el teléfono, y quién demonios había pensado que prohibir las llamadas telefónicas durante el fin de semana era una buena idea?

Oficialmente dependía de sí misma, y lo detestaba. Con mano temblorosa, echó pasta de dientes sobre el cepillo y entonces se le ocurrió. No estaba sola. Su mejor amiga en todo el mundo se hallaba en la otra habitación. Podía contarle que estaba nerviosa y lo entendería. La cuestión era que en ese momento podía salir y decirle que quería cancelarlo todo. Después de todo, se trataba de Lauren, quien conocía sus inseguridades, sus defectos, su locura y, de todos modos Lauren quería.

La ansiedad que la había acosado durante unos momentos se desvaneció en una oleada de alivio. Se había estado volviendo loca por nada. Era Lauren. Simplemente Lauren. Todo saldría bien.

¿Amor, amistad o sexo? (Camren G!P Fanfic)Where stories live. Discover now