Capítulo 25

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Camila dejó el bolso sobre la mesa de la cocina y corrió al baño con una bolsa de papel en la mano. Tenía que saberlo con seguridad. Esa mañana, mientras se hallaba sentada en el borde de la bañera esperando que su estómago se calmara, pensó en cien motivos diferentes por los que no podía estar embarazada. Sacó el equipo de la bolsa y leyó las instrucciones tres veces. Parecía bastante sencillo. Había que hacer pis en el palito. No le hacía falta un máster para realizarlo.

Temblando como una condenada, al final logró dar en el blanco, luego dejó el palito en el lavabo mientras se limpiaba las manos. Esperó que se pusiera azul. El azul era bueno. El rosa era malo. «¡Vamos, azul!».

¿Qué demonios iba a hacer si se ponía rosa? No había duda alguna acerca de tener al bebé. Pero había muchas preguntas. Por ejemplo, qué contarle a Lauren. ¿Pero cuando?. ¿Después de ver al ginecólogo? ¿Cuando empezara a notársele? Y si se lo contaba, qué iba a decirle? ¿Acabaría con su relación? ¿Lauren pedirá que se casara con ella, por el bien del bebé, para luego arrepentirse el resto de su vida?

Se secó las manos sin apartar los ojos del palito. ¿Quién podía imaginar que cinco minutos fueran tan largos? Se obligó a desviar la vista. Pero no por mucho tiempo. Tenía que saberlo.

Mientras transcurrían los segundos, se quedó por allí con los dedos cruzados. Pensó en la ironía de todo. Cómo Ally y Troy llevaban meses intentándolo sin resultado, para que entonces Lauren y ella dieran el salto horizontal unas pocas veces y, bang. Cerró los ojos, con miedo a mirar. Contó los segundos.

Acabada la espera, abrió los ojos.

El palito se veía rosa.

Estaba embarazada de Lauren.

Ya había empezado a crecer en su interior.

Un bebé. Un bebé de carne y hueso.

Una vida.

Se agachó junto al borde de la bañera y cruzó las manos sobre el regazo mientras intentaba recordar cómo respirar.

Eso lo cambiaba todo. No solo la relación con Lauren, sino todo. Su trabajo, su apartamento, su futuro. No tenía espacio para una habitación para el bebé. ¿Y cómo podía permitirse un apartamento de dos dormitorios en Manhattan?

Gimió y apoyó la cabeza en las manos. Iba a ser madre. Al igual que Lauren.

De pronto el pavor en su estómago se convirtió en otra cosa. Entusiasmo. No puro, no sin miedo, pero entusiasmo al fin y al cabo. Un bebé. Quizá una niña. O un niño. Una pequeña Lauren que mamaría de sus pechos, cálida, rosadita y hermosa. Llena de energía y traviesa, aprendiendo a la velocidad del sonido. Una adolescente... Bueno, eso era demasiado para contemplar en ese momento.

Se levantó, asombrada de que las piernas la sostuvieran y recogió el palito. Seguía rosa. Pero, para estar segura, iría al ginecólogo. Las pruebas de embarazo a veces fallaban, del mismo modo que los preservativos a veces fallaban también.

¿Amor, amistad o sexo? (Camren G!P Fanfic)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon