Día #10

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Pareja: Katsudeku
Tema: ¡Jodido Deku!
Au con quirk.
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Deku era un ingenuo y posiblemente hacía honor a aquel tonto y pesado apodo que su pareja le había puesto cuando eran pequeños.
A pesar de tener 6 años como pareja, las sorpresas nunca acababan en casa y esta no sería la excepción.

Todo empezó un día antes de su aniversario de bodas. Deku tenía una misión y había estado fuera por una semana, se suponía que ese día llegaría a casa y celebrarían con una pequeña cena.

Pero el jodido peliverde tenía que cagarla.

El celular de Katsuki sonó en varias ocasiones hasta que por fin el cenizo contestó, eran del hospital de la ciudad donde Deku se encontraba; le avisaban por teléfono que su joven esposo se encontraba en cuidados intensivos ya que había sido inyectado por un villano con un posible veneno letal.

A Bakugou se le vino el mundo encima, pensando lo peor de cualquier escenario planteado en su cabeza, haciendo despedidas tristes e historias corta venas. El camino al hospital se le hizo largo, hasta que por fin se adentró y buscó con cada enfermera el cuarto donde Midoriya estuviera. El explosivo hizo honor a su quirk, literalmente estaba explotando el cólera y tensión.
Al llegar al cuarto, pudo ver como el más pequeño estaba recostado en la camilla con un montón de cables conectados en su cuerpo. Le dolía verlo así, pero eran gajes de sus oficios. Pero suspiro aliviado cuando noto que su pequeño estaba despierto, la tensión se esfumó de su cuerpo.

Las esmeraldas lo voltearon a ver, había un brillo extraño y un sonrojo terriblemente provocativo. Algo andaba mal ¿que le habían inyectado? Esa pregunta rondaba por su mente cuando un doctor se acercó a su lado y lo tocó del hombro.

—Joven Katsuki, él está fuera de peligro dentro de lo que cabe— el cenizo junto las cejas con enojo "¿Cómo que dentro de lo que cabe" pregunto sin dejar de mirarlo, el mayor acomodó sus gafas y prosiguió —No puedo darle los detalles, creo que es algo privado. Considero que pueden irse a casa y usted ayudarlo con el problema— Bakugou no entendía ni una mierda de lo que él estaba hablado, pero hizo caso lo más que quería era tener a Deku sano y salvo y que mejor que su propio hogar.

El regreso a casa fue caótico y fue en este ínter que Katsuki se dio cuenta de lo que realmente estaba sucediendo. Deku no dejaba de soltar suspiros, estaba abochornado y le daba miradas muy explicables a Bakugou quien estaba llegando a su límite de solo ver como aquel joven sumiso estaba tomando la iniciativa y eso realmente lo prendía.
Tuvo que lidiar con un semáforo en rojo y un Deku queriendo montarlo.

Así es, la inyección no era letal... era un afrodisíaco muy potente.

Lo adentro a la casa, por fin habían llegado con éxito. Apresuradamente y bajo las instrucciones médicas lo metió al cuarto para poder meterlo a bañar y así pasará un poco aquel momento. Pero Deku estaba gimiendo tenuemente, no lo dejaba de abrazar y susurrar a su oído.

¡JODIDO, Deku!

—Y-yo te haré sentir bien hoy, Kacchan— activo -sin meditarlo mucho- su OFA, su piel brillaba en aquellos verdes colores, tomo a Kacchan y lo aventó a la cama. Bakugou estaba perdido y una duda peligrosa hizo que su mente se nublara.

Mierda ¿voy a ser el pasivo?

No estaba en desacuerdo, pues ambos cumplían esa función -más Deku que él claro- pero hoy no quería hacerlo así, quería tomar al pecoso y dar unas buenas estocadas en ese culo apetitoso y lleno de lujuria que cargaba hoy en día. Claro que lo pensó demasiado pues en ese momento Deku subió en él mientras desabrochaba su pantalón y metía la mano a la zona ya despierta.

—Quiero esto— estrujó la entrepierna arrancando un gruñido del cenizo —dentro de mí— Katsuki respiro aliviado, menos mal cenaría muy bien esa noche. Iba a tomar la iniciativa, pero Deku lo detuvo se volteó en su pecho quedando su trasero alzado frente la cara del mayor quien gustoso masajeo el redondo trasero aún cubierto por el pegado traje de héroe. Y lo rompió, liberando a su vista aquel anillo rosado.
Metió dos dedos a su boca humedeciendo bien y los introdujo en el interior del más bajo quien gimió extremadamente al sentir como era invadido por algo ahuyentando la extraña sensación de vacío. Deku pegó su rostro a la abultada entre pierna, el pene de Katsuki se estremecía ante el aliento caliente que el menor aventaba. El pecas liberó por fin aquel carnoso "ser" y cuando lo hizo fue recibido por una cachetada con el mismo, Deku sonrió extasiado por tan buen recibimiento.

Succionaba a placer la longitud de su novio, mientras escucha los roncos gruñidos que el mayor soltaba y él no estaba mejor pues Katsuki no le daba tregua alguna a su entrada y a su miembro que era masturbado.
Bakugou se incorporó un poco y tomó fuerzas para voltear al menor y ver por fin aquellas esmeraldas cubiertas en lágrimas y el sonrojo que aún seguía ahí. Deku no perdió el tiempo y mientras estaba sentado alzó un poco el culo y alineó la polla de su contrario y la introdujo lentamente, Katsuki no podía creer que lo iba a dejar hacerlo sin condón y eso lo prendía aún más. Era tan lenta la intromisión que desesperó al mayor quien empujó sus caderas introduciéndose de golpe arrancando de los afelpados labios rojos un sonoro y bien merecido gemido.

Los dos glúteos pálidos y pecosos rebotaban sin parar en su pelvis, hundiendo cada vez más cada estocada. No podía pararlo, las manos del menor lo retenían del pecho y una sonrisa lujuriosa pintaba su bonita cara sonrojada. Mentiría si dijera que odiaba aquella escena, porque claramente podría acostumbrarse a este lado masoquista del pecoso.

Deku había llegado tantas veces, que el semen ahora era tenue y no se pintaba en con ese típico color blanquecino. Katsuki ya no daba tregua alguna a nada y embestía, succionaba y marcaba sin perder tiempo.
Sintió como entre sus brazos aquel pequeño peliverde se removía y ahí supo que Deku había recobrando conciencia, pero no lo dejaría ir.

—Jodido, nerd pervertido. Mi turno de dominarte— Deku lo miraba con impaciencia, no entendía que pasaba porque todo aquel veneno ya había sido expulsado. Pero le dolía la cadera, eso explicaba por qué su novio lo veía con odio pero con una pizca de lujuria... y sin más se dejó ser, a final de cuentas amaba ser empotrado por aquel héroe #2.

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Nos leemos pronto.

Historias entre sabanasWhere stories live. Discover now