Ocho

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Ha sido una semana dura para ambos.

Erick siempre ha sido reservado pero ahora lo es al doble, no parece tener intenciones de hablar con el profesor Pimentel y no es para menos.

Se siente lastimado.

Era de esperarse que esto sucediera, para el ojiverde este hombre ha sido su amor secreto por tantos años y piensa que para Joel solo ha sido un acostón más, un chico más que ha pasado por su cama.

Pero eso no quita el sentimiento que tiene, de todos modos le duele.

Y Joel se encuentra en una situación similar, Er lo ha atraído conforme pasaron los años por su mente brillante y madurez, claro que físicamente también pero tenía algo que lo hacía ser diferente del resto.

Si bien continua siendo muy inteligente pareciera que quiere encajar en el ambiente de los "babys" y no sabe qué tan malo podría llegar a ser eso.

Joel nunca se ha portado mal con sus amantes y no los obliga a hacer nada que no quieran, pero no puede hablar por todos.

Y teme que se encuentre con alguien cuyas prácticas no sean agradables para el menor.

─Chicos es todo, pueden irse ─avisa Joel abriendo la puerta─ no olviden la tarea.

Los alumnos abandonan el aula dejándolo solo así que aprovecha para acercarse al escritorio y revisa su computadora.

Entra a su perfil ignorando los mensajes que tiene pendientes y entra al perfil del joven que siempre ha tenido su atención.

No le gusta lo que ve.

Ha actualizado su fotografía de perfil, parece mucho más atrevido muy alejado del Erick real que es más calmado y serio.

Los comentarios que encuentra no le son agradables, es común en esas páginas pues todos saben a lo que van, personalmente Joel nunca ha comentado nada, todo lo arregla de forma discreta porque no encuentra sentido en hostigar a una persona de este modo por lo que leer todas las cosas que quieren hacerle a Erick le provoca nauseas.

Cierra su laptop para no continuar torturándose de este modo, intenta convencerse de que Erick ya no es un niño e intentar atarlo puede resultar contraproducente, tal vez al hacerlo Er le lleve la contraria solo para molestar.

Es algo que alguien maduro no haría y si bien el menor siempre se ha caracterizado por ello últimamente ha dado otras impresiones.

Cansado de tener tanto en mente toma sus cosas y sale del salón, no ha quedado en verse con nadie, sería inútil si en su mente solo aparece una persona.

Sube a su auto y avanza a su casa, quisiera intervenir pero no sabe si sería correcto, él navega por esa página, el disfruta de esas interacciones y si pone el ejemplo no es nadie para evitar que el ojiverde haga lo que quiera.

Aunque en el fondo le duela, no es solo su instinto de protección por un chico al que vio crecer, sino algo más que se niega a aceptar desde hace tiempo.

(...)

Joel intentar dormir, son más de las dos de la mañana y continua despierto sin saber qué hacer, no es tan fácil tomar una decisión cuando tienes principios y miedos de por medio.

Su teléfono empieza a sonar así que lo toma y contesta rápidamente al ver de quien es la llamada.

─Erick, ¿Estás bien? ─pregunta sin dejar hablar al otro.

─S-sí, lamento hablar a esta hora pero no sé a quién acudir, creo que hice una estupidez.

─No te preocupes por eso, ¿Qué necesitas? ─cuestiona alarmado al escuchar la voz cortada del menor, se levanta de la cama y se pone el pantalón que había dejado botado.

─¿Puede venir por mí? No tengo dinero, le enviaré la dirección por mensaje.

─Claro, voy para allá ─accede tomando las llaves de su auto, sale a medio vestir y entra al vehículo.

(...)

Una vez llega nota el hotel de mala muerte en el que se encuentra, saca su teléfono para llamar a Erick y avisarle que está fuera pero no fue necesario, el ojiverde golpea la puerta de copiloto apresuradamente y Joel la abre.

Er entra y se agacha en el asiento como intentando ocultarse, el rizado observa por la ventana y nota a un hombre buscando con la mirada y el ceño fruncido.

─¿Te hizo algo? ─pregunta presionando los puños contra el volante.

─Profesor...

─Respóndeme, ¿Te hizo daño?

─No, quede de venir con él pero no alcanzamos a hacer nada, me dio miedo el lugar y bueno, todo.

El mayor asiente intentando calmarse y arranca, el viaje pasa en silencio que para ninguno es agradable, Joel quiere llevarlo a casa de Zabdiel pero solo le causaría más problemas así que opta por ir a su hogar.

Una vez llegan se detiene y apaga el motor, nadie tiene el valor de abrir la puerta primero.

─¿Qué pasó ahí? ─pregunta Joel─ ¿Quieres decirme?

─Creí que quería probar cosas nuevas pero me arrepentí, no quiero, esto no me gusta ─confiesa agachando la mirada─ no es lo mío pero no sabía cómo retractarme, me dio miedo.

─No vuelvas a hacer algo así Erick, puede ser peligroso.

─Lamento molestarlo.

─No es molestia, ayudarte nunca será una molestia, pero me preocupo por ti ─asegura tomando la mejilla de Er para que lo mire─ y no me gustaría que nada malo te pase.

Erick asiente nervioso por la cercanía, le gustaría besarlo, decirle lo que siente sin sentirse patético pero las palabras no salen de su boca.

Afortunadamente no es necesario pues la boca del contrario se encarga de explicarlo de una manera no verbal.

Lo besa suavemente, sin prisas, calmándose con cada segundo que sus labios conectan entre sí, Erick sigue el acto sin detenerse, la primera vez que probó la boca del rizado pareció dominante y posesiva, no como ahora que es tierna y dulce.

Joel se separa para poder respirar y observa con gusto el rostro del joven que lo ha cautivado desde hace mucho tiempo, está feliz de haber llegado a tiempo.

─¿Me prometes que no harás eso de nuevo? ─pregunta el mayor acariciando su mejilla.

─Lo prometo.

─¿Quieres entrar?

─¿Disculpe?

─Ya sabes, quedarte en mi casa, te prometo que no tengo otra intención además de hablar contigo, creo que tienes que saber un par de cosas, tenemos que hablar.

Erick mira por la ventana y observa la oscuridad de la noche, esta parece ser la oportunidad para confesarle sus sentimientos, así las cosas pueden acabar ahora mismo, hay dos opciones, o lo acepta o lo rechaza.

Podría ser una esperanza.

─No, por favor lléveme a casa.

Joerick: El último (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora