Capítulo 34

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 Disclaimer

Este capitulo narra sobre Marcela Valencia en Palm Beach; en el próximo volveremos a Bogotá  con Betty y Armando.

𝐌𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐚 𝐕𝐚𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚

—¿Qué le respondo Marce? —preguntó la peliteñida en el marco de la puerta.

—Dile que si Patricia. Y después resérvame un vuelo a Bogotá para la fecha que indique la doctora —respondió fastidiada debido a la insistencia de la rubia.

—Pero Marce, ¿estás segura que quieres regresar a verles la cara a ese par de desgraciados? ¡Te sacaron de tu empresa! —exclamó Patricia ante la respuesta de ella

—¡Sí, Patricia! Tan sólo ve y haz lo que te pido —exclamó llevada por el desespero generado por la rubia. —¿Puedes retirarte?, necesito estar sola un momento —añadió llevando su mano derecha a la sien.

Los meses en Palm Beach le habían resultado bastante buenos para conectarse con sus emociones; sin embargo la noticia de Patricia le sobrevino como balde agua fría junto a un agudo dolor de cabeza. Marcela Valencia había preferido irse en una extraña forma de anonimato; enviaba sus reportes por medio de un tercero y solo en ocasiones con Patricia, tratando de evitar tener contacto con la gente de Ecomoda.

Esa mañana la llamada de la misma presidenta de Ecomoda sonó en su oficina; Marcela se había rehusado a contestar, dejando a Patricia responder por ella.

¿Para qué habrían de solicitar su presencia?

Los reportes que como accionista mayoritaria recibía, indicaban que la empresa iba en excelente estado; el informe de Armando sobre el negocio con esos clientes de Cartagena era bastante prometedor. Entonces, ¿para qué la necesitaban? o la peor y más cruda de las preguntas...

¿Encontrará a Armando y Beatriz juntos?

Al llegar a un nuevo lugar, tuvo el tiempo suficiente para reflexionar sobre su relación con Armando. Sin lugar a dudas era bastante doloroso recordar ese amor tan grande que sentía por él; uno que había crecido con los años y en donde creía que se encontraba toda su vida... y parte de ello fue

Buscando en gaveta de su escritorio las pastillas para la migraña, vino a su memoria una noche donde regresando de la oficina se sumió en su habitación mientras las heridas la iban haciendo flaquear; tenía frente a ella un puñado de fotografías con su ex prometido; eran jóvenes y un tanto soñadores, Marcela sonreía ampliamente abrazada de un Armando Mendoza que plantaba un beso sonoro sobre su mejilla izquierda.

« —¿Hace cuanto no sonríes Marcela? —se preguntó quitando de su rostro las lágrimas saladas que caían a borbotones»

Esa tormentosa noche pudo finalmente darse cuenta de una cosa; hacía mucho tiempo que no era feliz como lo había sido en esa foto y conocer el detrás de esa falta de felicidad real, le provocaba un vacío atroz en el vientre.

De un instante a otro se había quedado sola, aferrándose al recuerdo de ese Armando Mendoza joven y soñador que besaba su mejilla una tarde de verano en la casa familiar, recordando con amargura los momentos que había sido genuinamente feliz, sus padres llegaron a la noche de recuerdos inundado la habitación de lágrimas.

«"—¿Qué tanto te debía pasar para que te dieras cuenta Marcela? —se preguntó retirando una lágrima traviesa que resbalaba por su mejilla."»

Decidida salió de su oficina sin decirle nada a Patricia provocando el desconcierto de esta. Al salir un viento fresco revoloteó su cabello acariciando sus mejillas aún humedecidas por el llanto; arribó a su auto y comenzó a conducir sintiendo la libertad que le producía aquella ciudad mientras su móvil recibía constantes llamadas de Patricia Fernández.

Yo soy Betty, la fea: cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora