Carrera contra el destino

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Ser blanco de ataque era un problema para el grupo ubicado en La Franja Gris, pues era el único lugar con verdor que podía ser divisado a lo lejos, además del portal colosal a las afueras de la sección suroeste que era el ingreso y egreso para los 17 camiones mineros entregados por Crystal Clouds para avanzar en la construcción de la carretera subterránea. Las bestias fabricadas para soportar 5000 tn, aliviaban el transporte de materiales, entre ellos minerales, mana stones, escombros y bestias subterráneas. Iban y venían en los volquetes mineros entre Crystal Clouds y las naciones aliadas.

A las 3 pm, todos los obreros pararon a descansar y de paso serían testigos de un gran suceso que les cambiará su percepción sobre los habitantes en las nubes. Los portadores de los anillos entregados por Vhaeraun, se dispusieron a abrir varios portales, desde varios puntos cardinales de la Franja Gris, para dar paso a la salida de camionetas estilo pick up. La carrera contra el tiempo estaba iniciando.

Las pick ups llevaban cuatro pasajeros cada uno, conformando equipos de asalto. Akeem, Nox, Virgil y el hijo de Leto, Orka, eran uno de los tantos en el equipo oeste. Todos esperaban el ruido de la sirena para arrancar. Para Virgil, era la primera vez que salía a pasear en siglos y vió necesario unirse a la travesía del desierto. No paraba de asombrarse, al punto que gritaba emocionado y manoseaba las camionetas que nunca antes había visto. Ray atinó a decirle al equipo de Virgil que el solo estaba loco, que había que desestimar su opiniones hasta que terminaran la misión y todos dieron por sentado esa verdad.

En la parte de carga descubierta, iban sentados Virgil y Nox, que llevaban treinta estacas de cristal traslúcido que debían introducir en los alrededores de la Franja Gris. En la cabina del conductor, Akeem manejaba y Orka controlaba el GPS en el panel de control para ubicar las estacas, indicando las posiciones por un transmisor auditivo a Nox. La sirena sonó y cada equipo se propulsó a 90 millas/h para cubrir la totalidad de la travesía antes de la llegada de los Black Sugars

-Esto es divertido, no lo crees niña! El viento y...mira a esas Nagas y banshees inútiles, no pueden alcanzarnos!- Virgil se burlaba de la situación de su rival y Nox omitió seguirle la corriente.

- ¡Te oímos desde atrás...Púdrete anciano!- una banshee enojada hacía gestos obscenos de burla e increpó entre gritos a Virgil a la par que la camioneta sobrepasaba la de ellos.

-Oiga abuelo, pásele una antena a Nox, la siguiente parada es en metro y medio. El equipo Azur nos lo dejó por culpa suya!- Orka no sabía porque estaban con tremendo idiota

Nox se paró fastidiada y con su telaraña formó un mazo sólido. Con un salto se propulsó para elevarse en el aire, mientras Virgil le lanzaba una antena, que era sostenida con otra telaraña para luego terminar siendo martillada como un clavo en el suelo. Para evitar caer al vacío, ella formó una resbaladilla con su atributo y se deslizó de nuevo a la pick up. El resto de los equipos hacia lo mismo, usando aire, agua, tierra, hielo, sombras entre muchas otras habilidades para clavar las antenas.

El tiempo de demora fue de dos horas y media. Todos los equipos terminaron su misión rápidamente y volvieron a través de portales al punto de partida. Una vez dentro, todos miraron al cielo esperando por el accionar de las antenas por parte de Ray, pero él le dio el honor a Cydonia de encenderlas. El encendido provocó un fuerte zumbido ensordecedor que luego se detuvo abruptamente. De repente una pared violácea brillante empezó a surgir, cubriendo toda la franja gris en un domo protector.

La cúpula se volvió transparente en el interior y podía verse el cielo del atardecer, pero fuera de él, solo se podía reflejar el desierto. Las antenas hacían de escudo ante cualquier ataque o intruso indeseado y se camuflaba con el exterior. Para cualquiera, la Franja Gris volvió a ser lo que era al inicio: un desierto sin vida.

Ahora podrían trabajar tranquilamente sin interferencias y miedo a ser descubiertos. Terminado el show, todos fueron a prepararse para la llegada de sus compañeros.

**

Meraki abrió cuatro portales de 1km de diámetro cada uno. Los demás empleados de Belcher, empezaron a abrir los vagones para ayudar con la descarga. El dió la orden de inicio a Zion, que estaba transformado como un mecánico y de los portales surgieron cientos de golems que comenzaron a llevarse los cadáveres con los materiales de experimentación y documentos en un portal, mientras que en otro cargaron todo el dinero y en el tercero, los golems ayudaron sacando los collares de supresión y rastreo para cargar a los enfermos y secuestrados que se habían paralizado del miedo. Del cuarto portal surgieron Darius y Rashid que traían golems que llevaban cajones, para tomar el lugar de las personas rescatadas y el dinero del convoy.

Darius estaba satisfecho; parte del plan había sido cambiado dos veces a causa de la duplicación de guardias y cambio de horarios. Ahora daba crédito a la queja de Meraki sobre prepararse para imprevistos mientras que Rashid, lucía más molesto y asqueado ante el panorama bizarro.

-Apúrense con la descarga y alistense los que continuaran hasta el final del viaje. Nos quedan 10 minutos- la voz en el altavoz envolvió todo el depósito invitándolos a terminar lo antes posible.

Uno de los cadáveres descongelados fue separado del resto y Zion optó por crear un ataúd temporal para transportarlo. Meraki no se hallaba bien anímicamente; pues Ray estaba nervioso sobre el asunto y transfirió esa preocupación a su hijo sin querer.

-Mera, te lo llevarás ahora o esperarás a que terminen? Yo me retiraré a la estación Argus con el tío Rashid cuando cierres los otros portales- Zion también estaba fastidiado y quería volver a casa

-Esperaré a que terminen. No se como vayan a reaccionar cuando se enteren, así que dile a Darius que esté listo en un rato. Podrían matarlo ante la menor duda y no pienso cargar con su muerte- Meraki observaba al grupo avanzar a la par que acariciaba el ataúd.

-Se hará como dices, hermano-

Cuando se cerró el último portal, Ringo y Gedeon ayudaron a Meraki con los preparativos finales. Se cubrieron con un escudo y cuando el resto de los empleados tomaron sus posiciones, Meraki se dispuso a liberarlos del sueño.

Los aliados fingían esperar a los enemigos a que subieran al convoy, extrañándose de su comportamiento e invitándoles a acelerar la marcha para no retrasarse en la siguiente parada. Una vez el tren arrancó, dos portales se abrieron para llevar a los aliados restantes que ayudaron con la causa al velatorio de sus familiares, y en el otro; los tres jóvenes escoltaban el ataúd al reino de los espejos.

Motivos Para La Destrucción Where stories live. Discover now