Sin retorno

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Rython Bathory nació de un desliz entre el duque y una sirvienta. Creció escondido para ser un monstruo. Los duques lo maltrataban constantemente, llevándolo al límite física y psicológicamente. Lo trataron como a mascota, hasta el punto de que llegó a creer que era un animal salvaje. Sirvió como compañero de juegos de su hermana, de quien aprendió la tortura y el asesinato. Su curiosidad por saber más lo llevó a competir contra ella convirtiéndose en caníbal a la edad de ocho años. Asesinó a su madre y los sirvientes que Sofía descartó para comer. Pero tenía una predilección loca y lasciva por los niños.

Mató, violó y se comió a niños y bebés del ducado. Para el público conocimiento el muchacho no existía, entonces la ira se vió dirigida a Sophia, que ya había ganado el odio popular debido al tema de las mucamas.

El duque tratando de eliminar este cáncer llamado hijo, lo vendió a los esclavistas. Pero el niño escapó matando salvajemente a sus captores. Desde entonces se dedicó a matar a cientos de niños hasta que lo capturaron cuando hizo volar el hospital materno-infantil. Sophia, sabía apaciguar al engendro que tenía de hermano por ello intervino en la reclusión del joven. Viendo un peón útil y tan desquiciado como ella, le prometió liberarlo cuando fuese el día de la Anunciación, hasta entonces debía esperar encerrado.

 Viendo un peón útil y tan desquiciado como ella, le prometió liberarlo cuando fuese el día de la Anunciación, hasta entonces debía esperar encerrado

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Rython esperaba contando los días, pero su locura ya no era eso, sino más bien un trastorno psiquiátrico sin solución. Estaba despegado de la realidad. Las ratas de su celda prácticamente desaparecieron, aparte de que se las comía y chupaba su sangre, los mismos roedores huían despavoridos del área evitándolo. El solo se mantenía sentado tambaleándose de adelante para atrás, mientras observaba la oscuridad.

Un día, la celda se iluminó mostrando a dos muchachas. Ambas lo miraban con asco y el solo atinó a sonreírles. De repente todo se oscureció frente a él y al siguiente instante despertó encadenado a una piedra. Era de noche, el solo quería zafarse al darse cuenta que estaba afuera de la celda. En eso llegaron un adolescente y un niño con orbes de luz alrededor. Su placer por la muerte se encendió al notar al niño parado, se pasó la lengua por los labios como saboreando la carne del pequeño y luchó con más fuerza para quitarse los grilletes.

-A el no le pondrás un dedo encima maldito engendro de los Bathory. Tu pronto dejarás este plano para servir de recipiente para algo más grande y sublime-

Ray se acercó y le agarró la cara. Le apretó con tal fuerza la quijada que hizo que Rython abriera la boca un poco.

-Mera pásame la semilla roja rápido! Debemos volver antes del desayuno-

-Eh! Papá la semilla está pegada a la azul y no puedo separarlas!-

-¡Qué mierda dices! Dámela igual!!-

Ray cogió las semillas sin importarle nada más y se las metió en la boca a Rython obligándolo a tragárselas.

Ray cogió las semillas sin importarle nada más y se las metió en la boca a Rython obligándolo a tragárselas

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