Veinteava parte

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_-Veinteava parte
       _Celos amargos_

El tiempo desde la antigüedad había sido diferente para cada persona, algunas veces pasaba malditamente lento haciendo desesperar hasta a los mas pacientes, para otros era tan rápido como una onda de sonido viajando de un lado a otro. Un ejemplo claro del tiempo se podía ver en el colegio de magia y hechicería Hogwarts, lugar en donde las clases ya llevaban su tiempo andando con normalidad, los alumnos a pesar de recién comenzar el año notaban como el tiempo pasaba lentamente frente a sus ojos, parecía detenerse en los lunes por mucho más tiempo y luego ir por menos hasta que el sábado aparecía y en un parpadeo comenzaba nuevamente la semana.
Un ambiente muy diferente para un pequeño de alborotado cabello, para Harry Potter el tiempo había pasado rápido, sus clases las pasaba feliz anotando todo lo que podía en su cuaderno para aprender, en los recesos hablaba con sus amigos de la torre de Gryffindor sobre diferentes temas, al terminar las horas de clase hacian una sesión de estudios con sus amigos para reforzar las clases del día. Pero lo que más disfrutaba del día era ir a la torre de astronomía a verse con su amado compañero a darle su recompensa.

A partir de ese día en el que se habían dado su primer beso juntos, todas las tardes tras su hora de estudio con sus amigos partía hasta la torre de astronomía donde lo esperaba su compañero aveces mirando el paisaje, otras lo encontraba leyendo libros, hasta una vez lo habia encontrado haciendo su tarea muy concentrado. Le había ayudado a terminarla y en cuando dejó los papeles de lado habían comenzado el vaivén de sus labios dulces, ya no era solo un roce de labios sino que ahora combinaban sus lenguas en un baile perfecto en donde Malfoy siempre dominaba al más pequeño. Le tomaba de la cintura apretandolo contra su cuerpo rozando sus cuerpos por sobre la ropa, algunas veces Harry había tomando las manos de su compañero dejando que recorran por debajo de la ropa la piel de su cintura y su espalda. No habían llegado más lejos, pero era lo suficiente como para satisfacer a ambos dejándolos con una sonrisa al final de sus visitas recordándo todo hasta llegar a sus camas.

-¿En que piensas tanto? ¿Otra vez Weasly esta en tus pensamientos? Sabes que eso me molesta- Malfoy exclamó con una mueca de molestia, llevaban besándose un buen rato pero de un momento a otro el más pequeño a pesar seguir los besos no parecía estar presente.

-No, no es Ron simplemente estaba pensando en que podríamos dar un siguiente paso- habló con una sonrisa en el rostro.

El rostro de su compañero se puso de un color rojo notándose aún más por lo pálido de su piel, Harry aún no comprendia como su amado pasaba de ser un niño malcriado orgulloso a un dominante sexy y en dos segundos a un bello e inocente niño que no sabe nada del mundo. Se veía adorable, con ese sonrojo y ese nerviosismo tratando de evitar la mirada, ante la vista del pequeño, Malfoy parecía un pequeño cachorro con la cola entre las patas.

-¡Harry! Eso...¡Eso es algo que nosotros no debemos hacer! -mencionó evitando la mirada sacando las manos de la espalda del más pequeño poniéndolas nervioso nuevamente en su cintura.

-¿Porque te pones tan nervioso? ¿Dónde está el orgulloso niño de antes? Tu y yo lo queremos, ya nos hemos dado besos y me has tocado ¿Porque no hacerlo?

-No, eso es algo privado- otra vez ocultó la mirada del niño, con un poco de fuerza se levantó del suelo y caminó hasta la puerta deteniéndose un momento en silencio por unos segundos- Yo también quiero hacerlo, pero eso hay que pensarlo bien.

Sin más Malfoy salió de la torre dejando al pequeño sentado aún en el suelo con mucas dudas en la cabeza.
Ya se habían dado besos con lengua, habían tocado sus cuerpos sin que haya ropa de por medio -por muy poco que haya sido esos toques contaban- ¿Porque habría de importarle ahora la edad? Además, ¿Que importaba si era el hijo adoptado de los profesores? No es como si fuera a ir y comentar que va a tener sexo con Draco Malfoy y al día siguiente con otro chico diferente.
Molesto se tiró sobre la piedra con un puchero. Se había quedado con las ganas nuevamente. ¿Acaso los magos tenían alguna protección contra sus encantos? Tener sexo con sus hermanos en el orfanato y con las demás personas se veía tan fácil. ¿Acaso estaba perdiendo el toque?

Little BITCHWhere stories live. Discover now