Little BITCH

Veinticuatroava parte

_-Veintcuatroava parte_
        _Como hoja de papel_

La claridad comenzó a inundar el interior de la habitación en la que estaba al mismo tiempo en que cada una de las velas se apagaba en cierto orden. Observó como las velas se iban consumiendo hasta llegar a la última, cuando se apagó por completo volvió la vista a la pared aburriendose de ver las mismas piedras, había leído cada indicación o frase en los envoltorios de dulces y galletas dejadas por los compañeros que se habían enterado de lo que había pasado bajo el castillo. No tenía apetito para comer alguna otra cosa dulce hasta dentro de tres meses con la cantidad que le quedaría, tampoco le dejaban tener más de un libro y su libreta de dibujo. En resumen, estaba completamente aburrido en la enfermería hasta que sus heridas sanen por completo, había dicho que no le dolía nada múltiples veces, pero como era un niño que no podía quedarse quieto el director, Madame, junto con los profesores habían decidido -obligado a su parecer- que se quedara en la enfermería completamente solo y aburrido.
Ni siquiera podía escaparse de noche con su capa de invisibilidad a explorar el castillo o volver a su cuarto para cambiar el panorama, el director cuando fue a buscarlo encontró su capa tirada reteniendo la cómo castigo por desobedecer las regla del toque de queda, no se la entregaría hasta quien sabe que día.

-Potter, ¿Otra vez perdido en la luna? - había olvidado que Madame estaba ahí vigilando lo mientras organizaba algunas pociones que el profesor de pociones le había entregado esa misma tarde.

-Estoy aburrido, ni siquiera me deja ayudarle a organizar pociones, solo estoy aquí tumbado con el estómago a reventar de dulces -se quejó repitiendo la misma excusa que se había logrado aprender por parte de la mujer de tantas veces decirla, sacó una sonrisa contagiosa sacando a Madame de su aura de seriedad al menos por un segundo.

-Tal vez eso le ayude a no meterse en más problemas señor Potter- dijo terminando la conversación volviendo al silencio incómodo, el niño comenzó a tararear su canción de cuna disfrutando de esta hasta que fue callado por unos golpes en la puerta, la mujer fue a abrir la puerta diciendo unas palabras de advertencia antes de que se escuchara un gracias junto a múltiples pasos hacia su persona.

-¡Harry! -saludo Ron junto a una sonrisa abrazándo su cuerpo. Hermione hizo lo mismo con una sonrisa mientras que Neville se quedó atrás saludándolo con la mano- nos preocupaste, ¿En serio hay un perro gigante? ¿Y quien tú sabes estaba con Quirrell? ¿Como era él?

-Ya basta Ron lo agobias- regaño la chica callando a su amigo que se disculpo con la mirada. Harry rió aceptando las dudas, prefería respoder cualquier cosa a tener nuevamente un silencio abrumador o un aburrimiento eterno. Entre respuestas y anécdotas pasaron las horas poniéndose al día de todo lo que habían pasado como si no se hubieran visto en años. Al final sus amigos terminaron comiendo junto con él gracias a que los elfos amablemente les trajeron la comida, junto con el permiso de Madame lograron pasar más horas juntos jugando y comiendo hasta reventar. Cuando fue la hora de la cena lamentablemente tuvieron que salir de la enfermería despidiéndose de Harry y de Madame prometiendole volver al día siguiente para hablar más.

-Tiene buenos amigos señor Potter- habló por fin la mujer tras unos minutos de silencio- me recuerda a su padre, siempre metiéndose en problemas y terminando en este cuarto, pero siempre estaba acompañado de sus amigos- le dijo sonriendo con añoranza, a pesar de que el niño no la veía puesto que estaba dándole la espalda.

-Mi padre, ¿Usted lo extraña? -preguntó aún si la mujer seguía sin darle cara. Pasaron segundos antes de que el pequeño se rindiera y empezará a leer un libro que le había dejado Hermione de regalo. Madame siguió sin respoder escribiendo en su escritorio el trabajo del día, pero a pesar de que no respondía al aire se repetía incontables veces en su mente los recuerdos animados de aquel grupo de revoltosos sacando ligeras sonrisas que alegraban su día.