Treinta y seisava parte

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_-Treinta y seisava parte
_Lo siento_

Las luces tras la ventana creaban un verdadero espectáculo de luces y formas dignos de admiración por cualquier mortal incapaz de reproducir esos efectos, las sombras se movían con gracia por el suelo arrullando con el suave sonido a su principal espectador quien sentado en un sofá frente a la ventana parecía estar completamente hipnotizado por su gracia. Pero por mucho que las sombras se creyeran estar bajo el reflector el pequeño niño ni siquiera se había dado cuenta de que estaban actuando frente a él, había mantenido su mirada fija en el suelo tras desviarse de la lectura la cual se había quedado abandonada entre sus manos tras haber pasado tan sólo un par de páginas.
Harry Potter una vez más se hallaba profundamente metido en sus pensamientos tan profundo que ni cuenta se había dado de que había pasado alrededor de tres horas en la misma posición. Menos cuenta se daba que al parecer era el único en la extensa biblioteca aquella mañana, cosa que de momento era para agradecer puesto que cualquiera que entrara y observara al niño pensaría que estaba en un trance o posiblemente muerto por ni siquiera ser capaz de parpadear.

Amara, su serpiente, se encontró con esa imagen después de regresar de haber ido de exploración tras aburrirse de estar mirando como su maestro leía -o al menos fingía que lo hacía-. Se quedó observando le un rato preguntándose que tendría a su querido maestro tan metido en su mente, pensaba que de seguro tenía algo que ver con el compañero rubio de su maestro el cual siempre quería tocarla y aquel que había escuchado llorar aquel día en la enfermería luego de haber tenido su primer mandado de cuidar a dicho niño.
Realmente no lograba entender de todo a los humanos, y menos la relación extraña que tenía su maestro con aquel chico.

Primero lo había conocido bien, se veía decente aunque algo sorprendido por su llegada, cuando intentó tocar su piel pro primera vez no había dudado en amenazarle recibiendo una risa por parte de su maestro, por lo que pensó que estaba bien rechazar al chico. Aunque claro, luego entendió que no era tan así. Su ausencia de verdad le confundió por algunos días, no entendía como había dejado de ir a su habitación a intentar acariciarla además de estar con su maestro dándose toques en los labios cada que podían. Realmente no lo entendía, puesto que bien olía cuando volvía de las clases con su maestro el olor del niño por la habitación junto con un sobre sobre la cama con ese perfume característico.
Luego sorpresiva mente estaban bien bajando por ese sucio agujero en donde realmente se había sentido intimidada por la serpiente -o monstruo como le decía su maestro- de aquel otro chico que extrañamente no tenía olor alguno. Al final había realizado su misión con éxito cuidando al chico en la enfermería luego de esa gran aventura, le había observado descansar incluso llegando a acercarse lo suficiente como para que su piel rozara los dedos del niño sorprendiendose por la suavidad que tenían. Pensó en es emomento que tal vez cuando vuelvan a la habitación le dejaría tocarla tan solo un poco enn algún momento.

Pero eso no pasó. Tras haber llegado su maestro a la habitación se subió encima del chico para realizar esos actos extraños, no entendía si era alguna clase de tortura por la cantidad de gritos que soltaba el niño o si era un juego de mala gracia. La cosa era que sólo se había quedado ahí quieta hasta que simplemente escuchó esos llantos por parte del chico deteniéndo por completo la tortura. Tal vez al chico no le gustaba la tortura y su maestro se había detenido por ser tan gentil.
A la mañana siguiente había despertado temprano observando a su maestro de inmediato como era la costumbre de sus mañanas. Se quedó quieta observando hasta que el niño se despertó nuevamente llorando siendo calmado por su maestro quien limpió sus lágrimas, no supo que pasó luego pero entendió que el niño le había preguntado algo y su maestro simplemente se había quedado callado. No supo si dio una respuesta, aunque creyó escuchar su voz después de eso, puesto que el área cerrada se había abierto entrando la mujer que se paseaba de vez en cuando por ahí con un montón de papeles.
Desde ese día el chico no se había vuelto a acercar a su maestro, ni siquiera sentía su olor en la habitación y no había ningúna carta sobre la cama que tuviera su perfume. No comprendía lo que pasaba con su maestro, pero le empezaba a preocupar su actitud, se pasaba horas en la biblioteca anotando cosas de varios libros para luego perderse en la memoria hasga tarde y volver a escribir cosas como si no pasara nada.
Por mucho que no entendería sabía que había pasado algo, lastimosamente su maestro seguía callado.

Little BITCHTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang