Veinticincoava parte

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_-Veinticincoava parte
        _El calor del que no habla_

No había pasado mucho desde que ocurrió el cambio de turno para cuidarlo, el profesor Dumbledore leía un libro gigantesco unos metros más allá sentado en el escritorio de Madame quien había salido a comer y despejarse tras haberlo cuidado todo el día. Desde el "ataque" de Draco Malfoy hubo un completo revuelo en el castillo, los profesores habían tenido una reunión de emergencia debatiendo sobre el tema, muchas veces entre medio de la reunión intentaron hablarle sobre lo que había pasado, querían saber de qué hablaron o si había sido de un momento a otro. Pero a pesar de todos sus intentos, sin importar quien tratara o que métodos utilizará él no abría su boca. Habían llegado a la idea de leer su mente, pero el director había rechazado la idea por el simple hecho de que, a pesar de no haber dicho nada empezó a temblar dejando salir un par de lágrimas. No había sido por el "ataque" ni siquiera se acercaba a eso, era por el hecho de que si veían sus memorias posiblemente encuentren todas sus perversiónes en cada rincón. Pará su suerte eso pareció calmarlos dejándolo descansar unos momentos. Al día siguiente se había enterado que habían llamado a Malfoy al despacho del director para hablar del tema pero ese tampoco abrió la boca, al parecer como él tenía la mirada perdida y se negaba a hablar. Intentaron leer su mente pero el señor Malfoy, el padre de Draco, había aparecido para resguardar su memoria negándose a tal acto. No sabía que había pasado en esa conversación, pero habían llegado a la conclusión de que a Draco abandonaría el colegio antes de tiempo -a pesar de que quedaban unos días para el término del año- prometiendo mandar sus clases y exámenes por medio de correo, al parecer el señor Malfoy había agachado la cabeza aceptando esos términos para no llegar más lejos con eso. Cuando se fue a pesar de que dieron una excusa vaga sobre la ausencia temprana del rubio muchos empezaron a especular cosas distintas sin llegar ninguna a tener la correcta.

De eso habían pasado ya tres días, teniendo como resultado de la reunión de profesores vigilancia completa con visitas supervisadas. Sus amigos habían venido tres veces intentando que hablara de alguna forma, pero tampoco lo habían conseguido, lo máximo que había logrado era que aceptara un libro y ranas de chocolate que había traído Neville intentando animarlo.
Harry sabía que era algo tonto dejar de hablar de un momento a otro por un algo tan simple y banal como un "te amo". Porque si. Todo ese show de estar en la ley del hielo con todo el mundo había sido por la confesión del Malfoy menor en un momento de excitación pura. Realmente le había tomado por sorpresa, sabía que Draco no quería tener sexo con él por ser casto y provenir de una familia noble y tradicional. Pero de eso a un "te amo" era un gran paso.
Se negaba a creer que era verdad. Malfoy no podía tener sentimientos por él, sabía que era hermoso he irresistible ante los ojos de cualquier ser humano, pero en cuanto a sentimientos sabía que era una maldita mierda. Prefería 100% el sexo antes que confesarse ante una persona, al menos no de nuevo. Además ¿De que servía tener solo una pareja? Era mejor tener varios acompañantes, ellos daban cariño y amor, ¿Por qué debería tener solo un hombre? Podía tener todos los que quisiera junto al calor que tanto amaba todo el tiempo que quisiera sin restricciones.

-Harry, Ya es hora de dormir ¿No crees? -El niño se le quedó mirando, había tenido una larga charla con su propia mente olvidando por completo el tiempo que pasaba a su alrededor. Se recostó sobre las sábanas escuchando como el anciano se acercaba a su lado comuna cálida sonrisa, tomó las ropas de la cama y le arrullo con una suave tintineo- Mañana parte el tren de regreso, Harry se que tienes tu estadía aquí y sabes que puedes quedarte en las vacaciones si así lo deseas, pero si quieres regresar puedo llevarte hasta el orfanato yo mismo- no recibió respuesta, tampoco la esperaba al parecer, tan solo le acarició los cabellos acomodandolos dándole un último beso en su frente despidiéndose para sentarse en la silla nuevamente siguiendo con la lectura.

Little BITCHWhere stories live. Discover now