11. Pobres gatitos sin nombre, Sotto le stelle y Charcos de barro

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POBRES GATOS SIN NOMBRE (Cong, Febrero 2027)

El objetivo es claro y debería ser sencillo. 

Lenora lo ha dicho. Mantener con vida a Olivia y a Oscar hasta las diez de la noche.

Pero cuando la camarera le pone por fin al más pequeño en brazos antes de ponerse a bregar con un nuevo aluvión de turistas, Aitana siente que la paraliza el miedo. 

No es suficiente con que los devuelva con vida. 

En el estado actual de las cosas, sospecha que hasta un arañazo casual en cualquier de sus hijos sería percibido por Luis Cepeda como un delito de lesa majestad. 

Un par de años más a su condena. 

Algo aturdida por la idea, da un par de pasos atrás para apartarse del camino de un turista con una camiseta que lo identifica como Tornado Thornton y unas ganas de acercarse a la bara que quier hacer honor a ese nombre.

Al otro lado del camino de destrucción del tornado queda Olivia Cepeda a la que pierde de vista durante cinco segundos. 

Cinco horribles, angustiosos e interminables segundos que se le antojan cinco horas. 

Empieza a notar el sudor deslizandose por su espalda pero se sobrepone y agarra bien a Oscar y a su bolsa de pañales y se lanza a partir la marea de turistas com un Moises desesperado. 

- ¡Olivia!

Respira aliviada cuando vuelve a tenerla cogida de la mano y retrocede unos cuantos pasos más sin soltarla hasta que están seguros con la barra como parapeto. 

Joder con los hombres tranquilos. 

Espera a que su respiración y su pulson se normalicen y se deja caer en el suelo con Oscar aún en brazos.  Olivia la observa desde su imponente metro veinte de estatura con los brazos cruzados y una expresión a medio camino entre el hastío y el enfado. 

- ¿Vemos a los gatitos de Carmela?- improvisa Aitana. 

Aún no son las cuatro de la tarde, por tanto le quedan seis largas horas de mantener en perfecto estado a esas dos criaturas. 

Es probable que un geo en plena desactivación de bomba esté menos estresado de lo que está Aitana Ocaña en ese preciso instante. 

Se pone de rodillas y deja a Oscar en el suelo y los dos, Olivia les sigue de cerca, gatean hasta el rinco donde está la cama provisional de la gata.

Los tres gatitos están ya más despiertos que el día anterior, pero la gata aún maúlla lastimera desde su cojín mientras su criaturas se pasean por encima de ella. 

Aitana aparta con cuidado los dedos pegajosos de Oscar de su pelo e intercambia una mirada de solidaridad con el animal. 

- ¿Has decidido el nombre de los gatos?

Olivia se encoge de hombros mientras acaricia distraída el hocico de la madre. 

- No nos los podemos quedar, papá tiene alegría. 

- ¿Quieres decir alergía?- Aitana intenta que no se le escape la risa. 

- Eso-Olivia hace un gesto con la mano indicando que un par de letras movidas de sitio no tienen tanta importancia. 

No sabe hasta que punto suponen un mundo en este caso. 

- Aún así- cruza las piernas y la niña imita su postura sin darse cuenta- si los vais a regalar estoy segura de que la persona que se los lleve no le importará que tú escojas un nombre para ellos. 

En las pequeñas cosasWhere stories live. Discover now