22. Una Verdad desnuda y Un Buen día.

1.4K 54 322
                                    

"Dar un salto de fe presenta un problema, eventualmente tienes que aterrizar. Lo único que puedes hacer es cerrar los ojos y esperar que sea un suave aterrizaje". -

LOIS LANE

VERDAD DESNUDA  (Cong, Julio 2027)

Luis tarda cinco minutos y casi un kilómetro de carrera en darse cuenta de que no tiene la menor idea de por dónde empezar a buscar a Aitana. 

Cong es pequeño, pero no tanto  y los miercoles hay demasiadas personas por la calle, aún más en pleno verano cuando no hay lluvia que les obligue a refugiarse, así que  todos deambulan silbando por la calle principal cargados de bolsas de regalos y vestidos de forma similar. 

Pasea por la calle principal entre turistas que hablan en treinta idiomas diferentes y en cuanto se acerca al paseo del río empieza a correr hasta llegar al punto donde hace unos meses se la encontró saltando en los charcos de barro con sus hijos. 

Al llegar, sin resuello, al lugar exacto, junta a la cabaña de piedra desde la que pescaban los monjes de la abadía,  es cuando se da cuenta de que es absurdo seguir buscando de esa manera, palmea los bolsillos de su pantalón y se dá cuenta de que se ha olvidado el teléfono en Innisfree. 

Apoya las manos en las rodillas, intentando recuperar el aliento y considera seriamente la posibilidad de trepar por la hiedra que sube a la hiedra de su despacho para evitar enfrentarse a las burlas de Lenora, cuando escucha una voz a su espalda. 

- Confieso que pensé que tardarías un poco más en encontrarme. 

Luis se incorpora y cuenta atras del diez al uno con los ojos cerrados antes de volverse hacia ella. 

Puede que del nueve salte al siete y del siete al nuevo un par de veces o algo parecido. 

La última vez que la vio fue justo antes de que cerrase la puerta que separaba sus habitaciones del hotel de Dublin, con los ojos llenos de lágrimas y los labios aún hinchados por los besos que habían compartido. 

La última vez que escuchó su voz le aseguró que iba a casarse con el hombre que le aportaba tranquilidad. 

Así que ahora necesita calmarse, pensar en lo que va a decir cuando la vea y en como evitar cagarla. 

Otra vez. 

Antes de que tenga tiempo de girarse escucha su voz de nuevo.

- Pensé en hacer algo muy elaborado, como dejarte pistas o notas para que me encontrases, pero después se me ocurrió que los grandes gestos son más tu especialidad y decidí dejarlo a la suerte. 

Luis piensa en los cuatro pares de botas que se han quedado en Innisfree y en como podrían quedar alineadas, de mayor  a menor junto a la puerta de su casa y en el mensaje sutil pero poderoso que contienen y menea la cabeza sin volverse, todavía, hacia ella. 

- Creo que se te dan mejor los gestos de lo que tu piensas. 

La escucha reir con suavidad  y no puede aguantar más sin mirarla. 

En un novela o en una comedia romántica se habría girado en el momento justo en que un rayo de sol la estuviese iluminando, el paseo junto al río estaría desierto y Aitana llevaría un vestido de verano que se movería suavemente con la brisa. 

En esta, su historia, hay unos cuantos turistas caminando a su lado y Aitana, entre todos ellos, le mira con una sonrisa nerviosa, frotando las manos contra sus pantalones vaqueros rotos,  probablemente para dejar de sudar. 

En las pequeñas cosasΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα