ÉL Y YO

8

ESTUDIANTE NUEVO 

• Jessica Allen •

El resto de personas y yo estamos en clase. Sentados, aburridos, con sueño, sin ganas de vivir, con la frese estampada en la cara: "Por la mañana no soy persona".

lo único que queremos ahora mismo son dos cosas: Dormir y conocer al estudiante nuevo... o nueva.

—Buenos días—entra por la puerta y nos saluda la profesora de historia—Como les dije la semana pasada, hoy iba a llegar un estudiante nuevo a esta clase.

Ella hizo un gesto con la mano, invitando al estudiante nuevo a pasar dentro de la clase.
Todos quedamos expectantes mirando hacia la puerta con los ojos muy abiertos, esperando que entrara la persona.

Esperamos y... por la puerta entra un chico.

Tiene una expresión sombría, muy reservado, no tiene ni una sola expresión en su cara. No parece nervioso ni asustado por estar delante de treinta y dos alumnos juzgándolo o admirándolo con la mirada.

Lo repaso con los ojos unas cuantas veces sorprendida. Es alto, viste con tonalidades oscuras, tiene el pelo un poco largo y negro. En sus ojos hay un color azul muy claro, labios gruesos y mandíbula cuadrada.

Puedo ver como todas las chicas de clase babeaban solo con mirarlo, hasta los chicos más heteros se replantearían su orientación sexual, y, sinceramente, el chico está de muerte.

—El es Marcos Glen, se mudó aquí hace poco, espero lo hagan sentir como en casa—dijo la profesora, dedicándole una sonrisa—Marcos ¿Quires decir algo? Preséntate, dinos algo de ti.

Él... parecía... ¡Dios!, no lo sé. No puedo detectar nada en su rostro.

—Me llamo Marc, no Marcos—mira a la profesora, la cual se aclara la garganta algo avergonzada—Es la cuarta vez que se lo digo, señora Mary—dice fingiendo una sonrisa.

—Bien—La profesora quiso cambiar de tema—siéntate...—mira toda la clase buscando un lugar vacío—Hay un sitio atrás con...

Se calla cuando el chico del fondo que está sentado al lado del lugar vacio coloca su mochila en la silla desocupada queriendo decir: "No, no hay ningún espacio libre aquí"

El único lugar libre que queda es el que está justo a mi lado.

No, no, no. Aquí no, por favor.

—Allí—La Sra. Mary señala con el dedo la mesa que está a cinco centímetros de mi.

Genial.

Yo rápidamente bajo la cabeza y me centro en el dibujo que estaba haciendo antes de que llegaran, porque simplemente estaba muy aburrida, y era eso o dormirme.

Solo escucho los pasos de él acercándose lentamente, levanta un poco la silla y la saca de debajo de la mesa, tira su mochila al suelo y se sienta a mi lado.

Estoy nerviosa, no sé si darle la bienvenida o  ignóralo.

Pero... solo es un saludo. Así que me giro un poco hacia su dirección y lo miro, pero su vista está concentrada en mi dibujo.