ÉL Y YO

14

LA CITA

• Jessica Allen •

—Despierta.—escucho una voz femenina que no logro distinguir.—Jess, venga, despierta.

Con los ojos aún cerrados escucho como esa misma persona da unos cuantos pasos, al parecer abre las cortinas de mi ventana porque esa luz insoportable me invade teniendo los ojos aún cerrados.

Odio que hagan eso.

—No, no, no, por favor—digo mientras me escondo debajo de las mantas—seas quien seas, que sepas que te odio.

—No me puedes odiar—dice... ¿Alison? Sí, sin duda es la insoportable de Ali.

—Si que puedo—protesto.

—No.

—Que sí.—digo más fuerte.

—Que no.

—Agh.

Mi hermosa, preciosa y divina—que se note el sarcasmo—mejor amiga me quita las mantas de encima y otra vez esa maldita luz hace que me retuerza en mi pequeña cama.

—Alison, te voy a cortar las malditas manos.

—Jessica, son las 1:54 de la tarde, hoy tienes una cita, o ¿se te olvidó?

...Oh no, no, no.

¿Tan tarde?

Mierda.

Casi me caigo de culos al suelo al dar un salto para salir de mi cama.

—Puede, puede... que ayer...

—Que ayer ¿Qué?—me interrumpe.

—Qué ayer tuve una decaída.

Digamos que mis decaídas—como les llamo yo—Son literalmente depresión, mi psicóloga—sí, tuve una cuando murió mi madre—me explicó que mi tipo de depresión es el menos grave a comparación de otros. En resumen: La depresión subclínica trata de las emociones inadvertidas, es decir, que no detecta el ánimo depresivo, ni el pesimismo, ansiedad... alteraciones del sueño y más cosas.

—Mierda, Jess...—murmura Alison.

—No pasa nada.

—Si que pasa, me podrías haber llamado.

—No te iba a molestar, y menos en la madrugada.

—No empieces, Jessica.

—No estoy empezando—resoplo—Estoy siendo realista, tú más que nadie sabes que no hay nada que ni tú, ni yo podamos hacer para disminuir la decaída.

Ella duda un poco pero relaja su expresión facial.

—Entonces... te fuiste a dar un paseo nocturno.—afirma.

Me conoce muy bien.

—Sí—digo sin importancia, omitiendo el pequeño detalle de que Marc estuvo conmigo, atento de mi en todo momento.