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SIMPA

• Jessica Allen •

Y sin más, Thom empieza a reírse.

Es tan guapo...

Pienso mientras apoyo mi cabeza en el puño de mi mano.

Y tan inteligente...

suspiro.

El otro día entró a mi habitación por la ventana—como de costumbre—Y me encontró estudiando para mi próximo examen de historia, el cual claramente llevaba fatal, como siempre.
Entonces él me quitó el libro de las manos y empezó a hojear de que iba el tema... Unas dos horas después me lo sabía todo.

Thom parecía un Maestro profesional de Historia, y aunque suene increíblemente loco, me pereció muy interesante por primera vez en años, no sé si fue porque el me lo estaba enseñado o por alguna otra cosa... pero fue impresionante...

—Era muy pequeña y no me fijaba en esas cosas —me defendí.

—Ya veo que lo de torpe viene desde tiempos lejanos—dice con un tono burlón.

—Cállate —puse los ojos en blanco.

—Podría escribir un libro que se llame: anécdotas graciosas de mi novia.

Mi novia...

Cada ves que me llama así no puedo evitar sonreír como una tonta.

—Pues no era gracioso para mi. Me dio pánico.

—Es que sentarte en un hormiguero sin darte cuenta... en algo que solo te pasa a ti —se volvió a reír—Y no solo una, sino dos veces, eres un desastre.

—Oh gracias, muy bonito —digo con sarcasmo, desviando la vista para tomar de mi bebida.

Él de inmediato pone su mano encima de la mía, llamando mi atención.

—Pero eres mi desastre. —sonríe.

Hasta su sonría es perfecta. Dientes rectos y blancos, y lo que más me gusta de ella son esos hermosos hoyuelos que se forman a cada lado de sus comisuras.

le devuelvo la sonrisa.

—Fue horrendo. —parpadeo varias veces al recordar aquel día—Sentir las hormigas por mis pantalones cortos caminando por mis piernas... era aterrador.

—Son tan pequeñas e inofensivas —suspira él, con un tono gracioso.

—¡Pero si son feísimas! —hago una mueca.

Podías verme a mi, a una niña de tan solo seis años presa del pánico, y después a mis amigas de aquel entonces riéndose de mi.

Mónica... Mónica fue la única que me ayudó a quitármelas, ella fue la única niña amable del grupo, fue la única que se detuvo a pensar en que esas hormigas estaban en mi pantalón.

Mónica... ¿Qué te pasó? ¿Qué nos pasó?

—Jess —escucho como me llama—Ey, Jess.

—¿Mhm...?

—¿En que piensas?

—En Monica... —menciono más para mi que para él—¿No te pareció raro que viniera hacia nosotros para darnos la enhorabuena por nuestra relación? Como si fuéramos amigos de toda la vida...

Oh si, eso hizo. la pelinegra se cruzó por nuestro camino un día en el instituto, nos había dedicado una sonrisa falsa de oreja a oreja y había mirado a Thom de una forma... tan... no lo sé, pero se lo estaba comiendo con los ojos. «Tienes un novio muy lindo» Me había dicho con esa sonrisa perversa...

ÉL Y YO Where stories live. Discover now