El Omega Choi San se enfrenta a la realidad de criar a su hijo solo tras el abandono que sufrió por parte de su ex-Alfa, el rey Wooyoung.
Claro estaba que el pequeño querría conocer a su otro padre.
¿Cómo reaccionará el Alfa al ver a su hijo y al...
Un niño moreno estaba sentado a los pies de un árbol. Abrazaba sus piernas mientras lloraba asustado. ¿Dónde estaba? ¿Hasta dónde había corrido alejándose de su casa?
Era de noche y hacía frío. De echo estaba todo cubierto de nieve y aquel lago estaba congelado.
Tenía miedo, ¿Por qué había pasado eso? No entendía nada, lo único que sabía es que estaba solo.
— ¿Quién anda ahí? — Una voz sonó en medio de unos matorrales. Un niño había salido de ahí.
El niño moreno seguía llorando, no quería que lo encontraran o le harían daño.
— ¿Qué haces ahí? Hace frío y es de noche. — Tarde, ese niño rubio lo había encontrado.
— V-Vete. — Dijo mientras sorbía su nariz.
El niño rubio se puso delante de él, agachándose para quedar a su altura. — ¿Por qué lloras?
El niño moreno lo miró aún con lágrimas saliendo de sus ojos. — Porque estoy solo...
— ¿Y tus padres?
El niño solo se encogió de hombros, haciendo que el rubio ladeara la cabeza. — ¿Como te llamas?
El niño moreno dudó un momento, pero al final secó sus lágrimas con sus manos. — San.
El niño rubio le sonrió, era un niño tierno ese moreno. — Yo soy Wooyoung. — Wooyoung le tendió la mano para que se levantara del suelo.
San por fin se fijó en él a escuchar el nombre de ese niño, era el príncipe. Solo había que verle con su ropa abrigada y su pequeña corona dorada. San tomó su mano temblando, a parte de tener miedo su poca ropa rasgada no abrigaba.
— Ven, vamos.
Ahí San, hizo su primer amigo.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
— ¡Hyun!
San estaba junto a su hijo. Gracias a los perros rastreadores de palacio. Hyun tenía mucha fiebre, estaba nevando y el pequeño salió sin su ropa de abrigo.
Wooyoung rápidamente lo tapó con una manta que trajo consigo, supuso que salió sin ropa de abrigo. — Vamos, solo está desmayado. Llamaré a un médico. — Dijo iluminando con un farol, era de noche.
San asintió y cargó al niño, asegurándose de que estaba bien tapado.
— ¿Es curioso no?
— ¿El qué? — Preguntó mirando a Wooyoung que observaba el lago congelado.
— Que justo haya acabado aquí.
San no dijo nada. Ese lugar antes era muy especial para ambos, se conocieron ahí y siempre volvían todos los inviernos. — ¿Recuerdas cuando me enseñaste a patinar sobre hielo?
— Te estrellaste contra un árbol. — Wooyoung soltó una pequeña risa al recordar a un pequeño San riendo con la cara roja de haberse golpeado.
San también soltó una risa pero no era ese momento al que se refería.